¿Qué le pasa al cerebro si duermes menos de cinco horas por la noche?
En los últimos años, en el mundo se ha experimentado un preocupante aumento en la prevalencia del trastorno de insomnio crónico, según un estudio liderado por el doctor Manuel de Entrambasaguas y publicado en la revista científica Sleep Epidemiology.
Este trastorno ya afecta al 14% de la población, generando una alerta sobre la relación directa entre la calidad del sueño y la salud mental, especialmente en lo que respecta a la depresión.
Una investigación en Portugal sugiere que alrededor del 20% de las personas duermen menos de cinco horas diarias. Esta cifra es alarmante, ya que diversos estudios científicos han vinculado la falta de sueño prolongada con un mayor riesgo de problemas de salud mental, siendo la depresión uno de los más destacados.
Ana Fernández-Arcos, coordinadora del Grupo de Estudio de Trastornos de la Vigilia y el Sueño de la Sociedad Española de Neurología (SEN), explica la conexión entre el sueño y la salud mental. A corto plazo, la falta de sueño se traduce en fatiga diurna y menor motivación, pero a largo plazo, se ha asociado con síntomas de depresión y deterioro cognitivo, aumentando hasta tres veces el riesgo de desarrollar depresión.
La especialista destaca la importancia del descanso nocturno adecuado para el funcionamiento cerebral. Estudios experimentales muestran que la privación del sueño afecta el estado de ánimo, disminuye el optimismo y aumenta la fatiga e irritabilidad. Fernández-Arcos subraya que mantenerse despierto de forma prolongada altera la secreción de hormonas esenciales para regular el organismo, como la hormona de crecimiento y el cortisol.
La relación bidireccional entre el sueño y la salud mental se manifiesta de diversas formas. La experta señala que "cuando hay un mal descanso, ya sea por trastornos de sueño o por privación crónica, hay un mayor riesgo de problemas mentales". Además, se ha identificado científicamente una posible propensión genética a un sueño de corta duración asociado con síntomas posteriores de depresión.
Frente a este panorama, Fernández-Arcos sugiere medidas para mejorar la calidad y cantidad del sueño, como establecer un horario regular para ir a dormir, evitar cenas tardías y copiosas, ingerir alcohol, fumar o usar pantallas electrónicas antes de acostarse. En caso de un sueño interrumpido o poco reparador, la consulta con un médico es recomendada para abordar posibles trastornos del sueño.
El mensaje es claro: dormir menos de cinco horas diarias aumenta significativamente el riesgo de sufrir depresión, destacando la importancia de cuidar nuestra salud mental a través de hábitos de sueño adecuados.
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