Un estudio reciente publicado en la revista Social Indicators Research sugiere que tener una mascota podría mejorar el bienestar personal tanto como estar casado o mantener una vida social activa con amigos y familiares. Según esta investigación, el beneficio emocional y psicológico de tener un gato o perro podría equivaler a un aumento de hasta 90,000 dólares anuales en términos de satisfacción con la vida.
Adelina Gschwandtner, profesora de Economía en la Universidad de Kent y coautora del estudio, expresó sorpresa por los resultados. “Pensé que era mucho dinero incluso para mí, que adoro a las mascotas”, comentó. Sin embargo, al analizar el fenómeno desde una perspectiva social y emocional, llegó a la conclusión de que la mayoría de las personas considera a sus mascotas como miembros de la familia, lo que valida la comparación.
Los investigadores utilizaron un enfoque estadístico avanzado, denominado variables instrumentales, para determinar un vínculo causal entre la tenencia de mascotas y la satisfacción con la vida. Este método permite controlar variables que podrían sesgar los resultados, como el hecho de que las personas felices suelen adoptar mascotas.
Tener una mascota no solo proporciona apoyo emocional, sino que también contribuye al bienestar físico y mental, especialmente en el caso de los perros, cuyos dueños suelen llevar un estilo de vida más activo. Gschwandtner recomienda que los responsables de las políticas públicas consideren medidas para facilitar la adopción de mascotas, como flexibilizar las restricciones en viviendas de alquiler.
Sin embargo, algunos expertos, como Megan Mueller, profesora asociada de la Universidad de Tufts, advierten contra la tendencia de humanizar excesivamente a los animales. “Aunque las mascotas ofrecen un apoyo emocional significativo, no son un sustituto de las conexiones humanas”, señala Mueller, subrayando la importancia de equilibrar las relaciones humanas y el vínculo con los animales.
El estudio, que se basa en una encuesta realizada a 2,500 hogares británicos, no solo refuerza la idea de que las mascotas son una fuente de felicidad cotidiana, sino que también plantea preguntas sobre cómo las sociedades pueden adaptarse para maximizar estos beneficios, desde la creación de políticas inclusivas hasta la promoción de la adopción responsable. Este hallazgo podría transformar la forma en que valoramos a nuestros compañeros de cuatro patas.