Los recortes en la ayuda internacional para la prevención y tratamiento del VIH podrían tener consecuencias devastadoras a nivel global, advierten dos estudios sobre el impacto de estas reducciones en el combate contra el VIH y el sida.
Los investigadores afirman que estos recortes podrían revertir décadas de progreso y resultar en millones de nuevas infecciones y muertes en países de ingresos bajos y medios.
Según un estudio publicado en The Lancet HIV, si los recortes de financiación propuestos por países como Estados Unidos y el Reino Unido no se mitigan, entre 4,4 y 10,8 millones de nuevas infecciones por VIH y entre 770.000 y 2,9 millones de muertes relacionadas con la enfermedad podrían ocurrir entre 2025 y 2030. Las poblaciones más afectadas serían aquellas en África subsahariana y en comunidades vulnerables, como personas que se inyectan drogas, trabajadores sexuales, hombres que tienen sexo con hombres y niños.
Pablo Ryan Murua, presidente de la Sociedad Española Interdisciplinaria del SIDA (SEISIDA), señala que estos recortes amenazan décadas de avances en la respuesta global al VIH, con un riesgo de aumento significativo de nuevas infecciones y muertes, así como una sobrecarga de los sistemas sanitarios en países de ingresos bajos y medios.
Desde 2015, la ayuda internacional ha financiado alrededor del 40% de los programas de VIH en países de ingresos bajos y medios, con EE. UU., Reino Unido, Francia, Alemania y los Países Bajos representando más del 90% de esta financiación. Sin embargo, estos países han anunciado planes para reducir significativamente sus contribuciones, con una disminución proyectada del 24% para 2026. Además, EE. UU., el mayor contribuyente, suspendió su ayuda exterior en enero de 2025 en espera de una revisión.
Programas como el Plan de Emergencia PEPFAR de EE. UU. han sido fundamentales en la financiación de clínicas que ofrecen terapia antirretroviral (TAR), pruebas de VIH y otros servicios. Estos recortes podrían afectar gravemente estos esfuerzos y aumentar la propagación del virus.
Por ejemplo, un estudio publicado en Journal of the International AIDS Society indica que una interrupción de 90 días en la financiación del VIH podría aumentar las muertes relacionadas con el virus en un 36% en un año, sumando más de 100.000 nuevos fallecimientos. Una interrupción más larga afectaría aún más.
Los investigadores destacan que si los recortes continúan, el mundo podría enfrentar un resurgimiento de la epidemia, lo que pondría en grave riesgo la vida de millones de personas. Tom Ellman, de MSF África Austral, resalta que la interrupción de los tratamientos podría provocar resistencia a los medicamentos o complicaciones de salud graves.
Además de las consecuencias para la salud, los recortes también afectarían el acceso a pruebas, prevención y programas de transmisión materno-infantil, y perjudicarían a los 342.000 trabajadores de salud en más de 50 países, lo que agravaría aún más la crisis.
África subsahariana, según los estudios, sería la región más afectada, especialmente por la interrupción de programas de prevención como el suministro de preservativos y profilaxis previa a la exposición (PrEP), lo que podría generar un aumento masivo de nuevas infecciones.
Los expertos subrayan la necesidad de estrategias de financiación innovadoras e integración de los servicios de VIH en sistemas de salud más amplios, aunque advierten que estos cambios requieren planificación a largo plazo y colaboración internacional. El impacto de los recortes también afectaría los avances científicos, retrasando investigaciones y programas de vacunación en fases iniciales.
En resumen, si no se toman medidas para mitigar los recortes, la lucha contra el VIH y el sida podría sufrir un retroceso importante, con consecuencias devastadoras para millones de personas en todo el mundo.