Un estudio publicado en el European Heart Journal sugiere que la grasa acumulada dentro de los músculos, conocida como grasa intermuscular, aumenta significativamente el riesgo de problemas cardíacos graves, independientemente del índice de masa corporal (IMC) de una persona.
Por cada aumento del 1 % en los depósitos de grasa en los músculos, se observó un incremento del 7 % en el riesgo de muerte relacionada con enfermedades del corazón, ataques cardíacos o insuficiencia cardíaca. Además, el riesgo de disfunción microvascular coronaria (CMD), una afección que afecta los diminutos vasos sanguíneos del corazón, aumentó un 2 % por cada 1 % adicional en la fracción de músculo graso.
Principales hallazgos:
- Grasa intermuscular: Aunque esta grasa puede encontrarse en cualquier músculo, su cantidad varía entre personas. Los niveles más altos están asociados con inflamación, alteraciones metabólicas y resistencia a la insulina, lo que contribuye al desarrollo del síndrome metabólico.
- Impacto cardiovascular: Las personas con altos niveles de grasa intermuscular y evidencia de CMD tenían un riesgo mucho mayor de eventos cardíacos graves.
- Grasa subcutánea y músculo magro: A diferencia de la grasa intermuscular, la grasa almacenada debajo de la piel no mostró asociación con mayor riesgo cardíaco. Por otro lado, las personas con mayor cantidad de músculo magro presentaron un menor riesgo de enfermedades del corazón.
Metodología:
El estudio incluyó a 670 pacientes evaluados en el Hospital Brigham and Women’s de Boston por síntomas como dolor en el pecho o dificultad para respirar. A través de tomografías computarizadas, los investigadores midieron las cantidades de grasa y músculo en el torso y desarrollaron la medida de "fracción de músculo graso" para cuantificar la grasa intermuscular.
Posteriormente, los pacientes fueron monitoreados durante seis años para evaluar su estado de salud cardiovascular. Los resultados mostraron que aquellos con mayor grasa intermuscular eran más propensos a sufrir eventos cardíacos graves, independientemente de su IMC.
Repercusiones:
El estudio refuerza la idea de que indicadores como el IMC o la circunferencia de cintura son insuficientes para evaluar el riesgo cardiovascular, ya que no tienen en cuenta depósitos de grasa menos visibles pero potencialmente peligrosos.
Desafíos futuros:
Aunque el vínculo entre la grasa intermuscular y los problemas cardíacos es claro, aún se desconoce cómo reducir este riesgo. No está claro cómo terapias modernas para perder peso u otras intervenciones afectan específicamente la grasa en los músculos y su impacto en el corazón.
Este estudio subraya la necesidad de enfoques más avanzados y personalizados para la evaluación y manejo del riesgo cardiovascular.