Con la llegada de la temporada de resfriados y gripes, una pregunta común surge: ¿Es seguro seguir haciendo ejercicio cuando no te sientes bien? Según los especialistas en medicina deportiva, la respuesta depende de los síntomas y su gravedad.
"Tu cuerpo te está enviando señales", afirma Greg Summerville, médico en medicina deportiva de la Universidad de Carolina del Norte.
La clave está en evaluar tus síntomas. Amy Comander, directora de medicina y estilo de vida en el Hospital General de Massachusetts, sugiere aplicar la "regla del cuello": si los síntomas son leves y se encuentran por encima del cuello, como congestión nasal o dolor de garganta, puedes considerar hacer ejercicio. Sin embargo, si experimentas fatiga extrema, fiebre o dolores musculares, es mejor descansar.
La fiebre es un signo claro para evitar el ejercicio. Si tu temperatura supera los 38 grados Celsius, los expertos coinciden en que es fundamental descansar. Otros síntomas como vómitos o diarrea también requieren al menos 24 horas de recuperación antes de reanudar la actividad física.
¿Es seguro hacer ejercicio cuando estás enfermo? Expertos responden
En casos de enfermedades más graves, como neumonía, es esencial consultar con un médico antes de regresar al gimnasio. Además, si experimentas fatiga persistente o dolores musculares después de una gripe, es recomendable reintegrarte a tu rutina de ejercicio de forma gradual.
Regreso al ejercicio tras el COVID-19
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) proporcionan pautas específicas para quienes han tenido COVID-19. Si no tienes síntomas, podrías intentar ejercicios ligeros tres días después de haber dado positivo. Sin embargo, si tienes síntomas respiratorios o cardíacos, es mejor esperar hasta que desaparezcan completamente. Tanya Melnik, codirectora de la Clínica poscovid para adultos de M Health Fairview, recomienda basarse en cómo te sientes en las actividades cotidianas antes de retomar entrenamientos formales.
Consejos para una recuperación segura
El cardiólogo Daniel Anderson recomienda comenzar con ejercicios de baja intensidad y aumentar gradualmente la duración y el esfuerzo. Una regla general es: por cada día enfermo, permite tres días para una recuperación completa. Durante el entrenamiento, asegúrate de poder mantener una conversación sin dificultad; si te falta el aliento, reduce la intensidad.