Un estudio sueco reciente sugiere que administrar quimioterapia y radioterapia antes de la cirugía para el cáncer de recto puede reducir la necesidad de una extirpación completa del recto.
"Si el tumor se elimina por completo durante el tratamiento, la cirugía puede no ser necesaria", explicó Bengt Glimelius, autor principal del estudio y profesor de oncología en la Universidad de Uppsala. Esto permite evitar la cirugía y conservar tanto el recto como su función, además de disminuir la probabilidad de metástasis, añadió en un comunicado de prensa de la universidad. Los resultados fueron publicados en la edición de septiembre de la revista eClinicalMedicine.
El cáncer de recto es bastante común, con aproximadamente 46,220 nuevos casos diagnosticados en Estados Unidos cada año (27,330 en hombres y 18,890 en mujeres), según la Sociedad Americana Contra el Cáncer. Las muertes por cáncer de recto se contabilizan en las estadísticas de cáncer colorrectal, que causan más de 54,000 muertes anuales en Estados Unidos.
Tradicionalmente, la cirugía para extirpar el área afectada del recto se realiza poco después del diagnóstico del cáncer. Sin embargo, esto puede llevar a problemas con las deposiciones y la necesidad de una colostomía, afectando negativamente la calidad de vida del paciente.
En el tratamiento estándar para el cáncer de recto, los pacientes a menudo reciben primero radioterapia o una combinación de radioterapia y quimioterapia simultánea durante cinco semanas, seguidas de cirugía y, generalmente, una ronda adicional de quimioterapia durante hasta seis meses, explicó el equipo de investigación.
El equipo de Glimelius adoptó un enfoque diferente: administrar la quimioterapia y la radioterapia antes de la cirugía programada. En este estudio, 461 pacientes suecos con cáncer de recto recibieron una semana de radioterapia seguida de más de cuatro meses de quimioterapia antes de la cirugía.
Los resultados fueron notables. Un ensayo previo mostró que, con el enfoque tradicional de tratamiento más corto, el tumor desapareció en solo el 14% de los casos, eliminando la necesidad de cirugía. Con el nuevo método, que implica un período más largo de tratamiento antes de la cirugía, la tasa de desaparición del tumor se duplicó, alcanzando el 28%.
Preservar el recto no aumentó las posibilidades de recurrencia del cáncer. Según Glimelius, el nuevo enfoque redujo la necesidad de cirugía sin aumentar la tasa de recurrencia tumoral local tras casi cinco años de seguimiento.
Conservar un recto funcional mejora significativamente la calidad de vida de los pacientes. "Conservar el recto evita la necesidad de una colostomía y el uso de un nuevo recto artificial", explicó Glimelius. "Cuando se extirpa parte del recto, el nuevo recto no siempre funciona adecuadamente, lo que puede resultar en señales frecuentes al cerebro de la necesidad de ir al baño".