Un grupo de medicamentos originalmente diseñados para tratar el cáncer podría tener aplicaciones prometedoras en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Una de las formas en que el Alzheimer afecta el cerebro es alterando el metabolismo de la glucosa, un proceso crucial para mantener el cerebro en buen estado. Este deterioro en el metabolismo reduce la cantidad de energía disponible para el cerebro, lo que afecta negativamente el pensamiento y la memoria.
Un estudio publicado en 'Science' ha examinado un regulador clave del metabolismo cerebral conocido como la vía de la quinurenina. Los investigadores de la Universidad Penn State y la Universidad de Stanford han planteado la hipótesis de que esta vía se vuelve hiperactiva debido a la acumulación de placa amiloide y proteínas tau en el cerebro de los pacientes con Alzheimer.
Los resultados del estudio indican que al inhibir una enzima específica, la indol-2,3-dioxigenasa 1 (IDO1), es posible mejorar la memoria y la función cerebral en modelos animales de Alzheimer.
Estos hallazgos sugieren que los inhibidores de IDO1, que actualmente se están desarrollando para tratar diversos tipos de cáncer, como melanoma, leucemia y cáncer de mama, podrían tener también un potencial para tratar las primeras etapas de enfermedades neurodegenerativas, un avance significativo para enfermedades crónicas que aún no tienen tratamientos preventivos.
Melanie McReynolds, coautora del estudio, destaca que los inhibidores de IDO1, ya en desarrollo para tratamientos contra el cáncer, podrían ofrecer una nueva vía para el tratamiento del Alzheimer.
Katrin Andreasson, autora principal del estudio, añade que los resultados fueron sorprendentes, ya que los medicamentos que bloquean la vía de la quinurenina no solo preservaron las sinapsis sanas, sino que también mejoraron el rendimiento en pruebas de memoria y cognitivas en los ratones. Andreasson señala que inhibir esta enzima, especialmente con compuestos que ya han sido probados en ensayos clínicos para el cáncer, podría representar un avance importante en la protección del cerebro contra el daño asociado al envejecimiento y la neurodegeneración.