“En mis profundos recuerdos vivirán las personas que amo, aunque parezca que los olvide conmigo, los llevaré”, relató con carcajadas y blanco sentido del humor María Victoria Alarcón, de 72 años de edad, quien hace 6 meses fue diagnosticada con Alzheimer.
María Victoria es otra mujer admirable que, con valentía y buen ánimo, su enfermedad no la ha frenado para seguir disfrutando de su vida, acompañada de su amado esposo Roberto Narváez Soriano, de 70 años, quien cuidará de ella con el corazón lleno de amor.
Freno. “Se ríen de mí cuando voy a la esquina de la casa y me regreso porque se me olvida a que iba a la tienda” comentó María entre risas, pues, aunque sea difícil de creer ha tomado su enfermedad con sentido del humor y espera que el tratamiento que está recibiendo le ayude a no olvidar por completo la vida que hasta hoy ha llevado. María afirmó ser una mujer afortunada, llena de amor por parte de sus hijos, nietos, bisnietos y en especial de su esposo, de quien se expresa con la boca llena de amor “él es muy bueno conmigo, nunca me ha dejado sola y es maravilloso”.
Carisma. En la entrevista María olvidaba de pronto la edad que tiene, pero con paciencia Roberto le recordaba y al mismo tiempo la hacía reír diciendo que no tenían 4 hijos, sino que habían tenido solo 2 y de pronto María recordaba a sus 2 hermosas princesas y lo mucho que las ama.
Un detalle que María no olvida por ningún motivo es cómo conoció a su esposo en un baile de la mutualista en Nueva Rosita, Coahuila, “quedé enamorada cuando lo vi, mi matrimonio ha sido especial, él es muy linda gente conmigo” comentó.
Compromiso. Roberto sostuvo que su esposa es un gran ser humano que siempre cuidó de él y ahora es su turno de velar por su bienestar y no permitir que nada malo le ocurra, “estamos juntos hasta que la muerte nos separe y es muy bonito compartir todo lo que tenemos estoy orgulloso de la persona que me enamoró” agregó.
Por su parte, María recalcó que han sido 48 años juntos que llevará por siempre en su corazón. Actualmente, disfrutan juntos de su jubilación y a diario salen a pasear desde temprana hora a la plaza principal de Monclova en donde se sientan y ven a su alrededor, luego van a comer o disfrutan dando un paseo por las calles del primer cuadro de la ciudad, ambos de la mano y sinceros expresando los sentimientos el uno por el otro.
María Victoria Alarcón es el claro ejemplo de una mujer llena de amor, que, aunque pasen los años, no será olvidada, y Roberto, el hombre que ha sabido valorar la existencia del maravilloso e inigualable ser que el destino le puso en su camino.
