Las personas pueden detectar cambios en los olores en cuestión de milisegundos, de manera tan rápida como perciben un cambio de color, según revela una investigación reciente. Este estudio contradice la idea de que el olfato es un sentido "más lento" en comparación con la vista o el oído, afirman los científicos.
El Dr. Zhou Wen, autor principal del estudio del Instituto de Psicología de la Academia China de Ciencias, explicó que el olfato no es un proceso de exposición prolongada que promedia los olores en el tiempo. Por el contrario, este sentido es capaz de captar variaciones en los olores con una "sensibilidad comparable a la percepción del color en la visión", afirmó en un comunicado.
Los resultados del equipo se publicaron el 14 de octubre en la revista Nature Human Behaviour. Aunque el sentido del olfato humano no es tan desarrollado como el de algunos animales, como los perros, este estudio sugiere que no es tan lento como se cree.
Para realizar los experimentos, los investigadores utilizaron un dispositivo especializado que organizaba la emisión de olores con una precisión de 18 milisegundos. Luego, expusieron a 229 personas a dos olores emitidos en rápida sucesión, con diferencias temporales de apenas milisegundos. Los participantes pudieron percibir cambios cuando los olores estaban separados por solo 60 milisegundos, lo que es comparable al tiempo que tarda el sentido visual en distinguir luces parpadeantes de colores.
En un editorial relacionado, el Dr. Dmitry Rinberg, de Langone Health en Nueva York, comparó los hallazgos con la forma en que las personas perciben el ritmo musical. Según Rinberg, el tiempo en que se perciben los olores puede ser tan importante como el tiempo en que se perciben las notas musicales.
Rinberg considera que el olfato humano merece más atención científica, ya que históricamente ha sido menos estudiado que la vista o la audición, debido a la percepción de que los humanos son seres principalmente visuales.
Finalmente, Zhou mencionó que los resultados del estudio podrían tener aplicaciones terapéuticas, como en el entrenamiento olfativo para personas con pérdida de este sentido. Además, los hallazgos podrían ser útiles para el desarrollo de dispositivos electrónicos olfativos o sistemas de realidad virtual que incorporen el olfato, lo que tendría beneficios clínicos.