En México, la salud mental sigue siendo un tema de preocupación creciente, con estadísticas alarmantes que revelan una situación crítica.
Según la directora general de AtentaMente, Daniela Labra, en una entrevista con EFE, tres de cada diez personas en el país han experimentado problemas de salud mental al menos una vez en sus vidas. Lo que es aún más preocupante es que el 60 % de estas personas no recibe tratamiento adecuado.
Labra destaca que los desencadenantes de estos problemas son diversos, desde la relación consigo mismo hasta la interacción con el entorno.
Un diálogo interno negativo y factores externos como el entorno social y los mensajes de miedo en los medios pueden contribuir al desarrollo de condiciones como la depresión, según expertos como el director del Centro para Mentes Saludables, Richard J. Davidson.
El crecimiento significativo de la depresión en México es innegable, con un aumento notable incluso antes de la pandemia de COVID-19. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revelan que en 2017, el 32,5 % de los mexicanos mayores de 12 años se habían sentido deprimidos en algún momento de sus vidas.
Esta tendencia ha llevado a un aumento en la prevalencia del suicidio, convirtiéndose en una preocupación seria para los sistemas educativos y de salud pública.
Como medida preventiva, Davidson aboga por la educación socioemocional en la sociedad mexicana, una estrategia a largo plazo que podría desempeñar un papel crucial en la reducción de la depresión y otros trastornos mentales. La educación socioemocional no solo es esencial para prevenir enfermedades mentales, sino que también puede equipar a las personas con habilidades para la vida, reduciendo la probabilidad de abuso de sustancias y delitos.
AtentaMente, una organización comprometida con la salud mental en México, ha estado trabajando en colaboración con las autoridades y destaca la importancia de la Ley General de Educación, que reconoce la educación socioemocional como un derecho.
Sin embargo, Labra hace un llamado al próximo gobierno surgido de las elecciones recientes, instándolo a priorizar la salud mental y emocional de todos los ciudadanos, especialmente de niños y jóvenes, a través de una mayor inversión en programas de educación y tratamiento.
