Cuando se decide tomar una bebida para quitar la sed o para acompañar una comida, pocas veces se piensa en cómo estas pueden dañar la salud renal.
Los riñones, fundamentales para equilibrar los fluidos, filtrar la sangre y eliminar residuos, pueden ser afectados por ciertos líquidos.
Los cálculos renales, también conocidos como 'piedras en los riñones', son depósitos de minerales y sales que pueden formarse en estos órganos, causando síntomas como dolor intenso, ardor al orinar, náuseas y fiebre.
Refrescos:
Los refrescos, con su alta cantidad de azúcares añadidos, edulcorantes y, en algunos casos, ácido fosfórico, son señalados como posibles culpables en la formación de cálculos renales. La Profeco recomienda evitarlos, y Healthline sugiere limitar el consumo a no más de medio vaso al día.
Bebidas alcohólicas:
Aunque se ha dicho que la cerveza puede ayudar a eliminar cálculos renales, expertos en adicciones y salud refutan esta afirmación. Además, la deshidratación causada por el consumo excesivo de alcohol puede contribuir a la formación de piedras en los riñones. Se recomienda un consumo moderado para evitar estos riesgos.
Jugos de frutas:
A pesar de su reputación saludable, los jugos de frutas contienen altas cantidades de azúcar, lo que, según Healthline y la Clínica de Cleveland, los vincula con el riesgo de cálculos renales. La moderación en el consumo de estas bebidas es clave.
Jugo de betabel:
Aunque el betabel es conocido por sus beneficios, su jugo debe ser consumido con precaución. La presencia de oxalato en grandes cantidades puede contribuir a la formación de cálculos renales, según la Harvard Medical School.
Leche vegetal:
Las alternativas de leche vegetal, como almendra, soya y nueces, son recomendadas por la National Kidney Foundation para aquellos preocupados por la salud renal. Sin embargo, se aconseja consultar a un médico, especialmente si ha habido problemas previos con cálculos renales, ya que estas leches contienen oxalato.
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Cuidar la salud renal implica más que simplemente beber suficiente agua. Al evitar o moderar el consumo de estas bebidas, podemos reducir el riesgo de cálculos renales y promover un funcionamiento renal óptimo. Recuerda siempre consultar a un profesional de la salud para obtener consejos personalizados.
