Las bebidas energéticas, con altas dosis de azúcar y estimulantes, se han vuelto muy populares y consumidas, especialmente en los jóvenes, como destacaba un informe del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones del 2022.
Lo mismo concluye una reciente revisión sistemática liderada por la Universidad de Oviedo, cuyos resultados muestran cómo el consumo de bebidas energéticas es especialmente alto entre los adolescentes.
Son numerosas las investigaciones que relacionan el consumo de cafeína en la adolescencia con mayor impulsividad y menor rendimiento de la memoria operativa, entre otros tantos daños para la salud. De acuerdo con la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), el consumo de más de 60 miligramos de cafeína en adolescentes de 11 a 17 años (unos 200 mililitros de bebida energética con 32 mg de cafeína/100 ml) puede provocar alteraciones del sueño en los jóvenes. Un riesgo que se suma a la obesidad y adicción debido a los altos niveles de azúcar que componen estas bebidas y la dependencia que provocan. Como expone un informe de la AESAN, su consumo continuado puede además de adicción, irritabilidad, insomnio, cefaleas, ansiedad, falta de concentración y patologías metabólicas y cardiovasculares, como taquicardia o aumento de la presión arterial.
Ante este preocupante panorama, varias asociaciones médicas se han manifestado para exigir que se limite su consumo. Entre ellas, destaca la Sociedad Española de Medicina del Deporte (SEMED), quien lanzó un comunicado el pasado 9 de noviembre de 2023 para advertir los efectos negativos que las “mal llamadas” bebidas energéticas pueden ocasionar, especialmente en los menores de edad. Una preocupación a la que se sumó también la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ) hace solo unos días. Como expone esta institución, la ingesta de cafeína está totalmente contraindicada en niños y niñas menores de 12 años y desaconsejada en adolescentes, proporcionando datos rigurosos y recomendaciones a nivel internacional.
La Academia Americana de Psiquiatría Infantil y juvenil recomienda, por ejemplo, un máximo de 100 mg de cafeína al día entre los 12 y 18 años, cantidad bastante inferior a los 400 mg/día recomendados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) para adultos, que de forma genérica recomienda no superar 3 mg/kg de peso/ persona/día.
“Esta ingesta máxima diaria estaría además repartida a lo largo del día, mientras que para una bebida de 500 ml, supondría una ingesta de, aproximadamente, 150 mg en un cortísimo espacio de tiempo, 10-20 minutos, con el consiguiente efecto directo sobre la actividad fisiológica, tanto física como cognitiva y de dependencia a la cafeína”, expresa la SEÑ en un comunicado donde propone que, a falta de nuevos reglamentos o estudios científicos, se establezca este límite en las regulaciones que desde algunas comunidades autónomas, como Castilla y León y la Comunidad Valenciana, se están proponiendo para España. La sociedad también aboga porque aquellas bebidas con contenido superior a 15 mg de cafeína añadida por 100 mililitros se pasen a denominar “bebidas estimulantes”, una medida propuesta por la SEMED.
Los expertos también consideran necesario llevar a cabo campañas educativas con el objetivo de llamar la atención sobre los riesgos que conllevan las bebidas energéticas para la salud, especialmente dirigidas a la población infanto-juvenil y a sus padres o tutores. Algunas campañas, como la que lanzó en noviembre el Colegio de Médicos de Málaga, van más allá, exigiendo directamente la prohibición de la venta de bebidas energéticas a menores de edad. Tal como advierte el informe de la AESAN, el consumo de éstas abre la puerta a la ingesta de otras sustancias tóxicas y a la promoción de adicciones, siendo habitual que los adolescentes las mezclen con alcohol.
Entre otras de las peticiones que las instituciones médicas hacen a las autoridades, destaca la prohibición del consumo de este tipo de productos dañinos en actividades deportivas y en centros escolares de educación primaria, secundaria y bachillerato, así como en el entorno de los mismos. Además, consideran pertinente modificar la leyenda para el etiquetado de los alimentos y bebidas con alto contenido en cafeína (adición >15 mg/100 ml) cambiando lo referido a niños por menores de edad y agregando que consumo no está recomendado para menores de edad ni mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.