De nuevo, y van 48 partidos consecutivos (sin incluir 5 amistosos en la lista), el Bayer Leverkusen mantuvo su condición de invicto tras ganar 1-5 al Eintracht de Fráncfort para mantener una trayectoria inmaculada en una temporada que huele a triplete.
El aura de Xabi Alonso comienza a ser legendaria. Paso a paso, se acerca a los cincuenta partidos sin conocer la derrota. Una cifra escandalosa que, por supuesto, se traduce en títulos. De momento, tiene la Bundesliga en el bolsillo; también está en la orilla de la final de la Liga Europa tras ganar 0-2 al Roma en la ida de las Semifinales; y el próximo 25 de mayo se enfrentará a un equipo de Segunda División, el Kaiserslautern, en la final de la Copa de Alemania.
Sin embargo, entre tanto halago y éxito, el Bayer Leverkusen necesitaba una jornada tranquila en la Bundesliga. Las 2 últimas, frente al Borussia Dortmund (1-1) y el Stuttgart (2-2), terminaron en empate de milagro, sobre la bocina, con tantos agónicos que salvaron in extremis su condición de invicto. del conjunto alemán.
Para enfrentarse a un equipo con la calidad del Eintracht, que tiene prácticamente asegurada su presencia en Europa el próximo curso, a Xabi Alonso no le tembló el pulso a la hora de prescindir de jugadores inamovibles en los partidos clave. Nombres como Wirtz, Frimpong, Hincapié o Grimaldo se quedaron en el banquillo o ni siquiera fueron citados: descansaron de cara al choque clave ante el Roma de esta semana.
Xabi Alonso hizo pruebas y, como casi todo, le salió bien. Sus jugadores enseguida tomaron el mando del partido y sólo encontraron la oposición de Ekitike, que se rebeló ante la tiranía de sus rivales para poner un poco de picante al duelo. El jugador cedido por el PSG fue el mejor de su equipo y el único capaz de poner contra las cuerdas al Leverkusen.
Pero mientras hizo acto de presencia, Xhaka se encargó de certificar el amplio dominio del Leverkusen con un gran gol marca de la casa: zurdazo desde fuera del área inapelable para Trapp, que ni siquiera rozó la pelota en una estirada inútil ante un disparo con rosca de primer nivel.
Entonces, sí apareció Ekitike. Una isla en medio del abusivo dominio del equipo de Xabi Alonso. Con un certero cabezazo a la media hora, empató el duelo en una jugada aislada que tuvo su prolongación en una asistencia descomunal a Marmoush que no aprovechó el delantero egipcio. Solo ante Hradecky, mandó la pelota a las nubes, certificó su mal momento (suma 9 partidos sin marcar) y erró en una clara ocasión que habría supuesto el 2-1.
Ese tanto no llegó y cuando peor estaba el Leverkusen, inmerso durante un cuarto de hora en una caraja comprensible con la que demostró su mortalidad, apareció la conexión checa del conjunto alemán para elevar su segundo tanto al marcador con un cabezazo de Schick a pase de Hlozek, que también asistió a Xhaka en el primer tanto.
El 2-1, fue definitivo. El Eintracht se abrió camino hacia la derrota antes del descanso y certificó su derrota en la reanudación con un penalti absurdo cometido sobre Tella por un agarrón innecesario dentro del área.
Palacios no falló y se terminó un duelo que aún tendría otros 2 goles: el cuarto, obra de Frimpong tras la tercera asistencia de la tarde de Hlozek, y el quinto, de Boniface, de nuevo desde el punto de penalti. Ambos certificaron una goleada y el abuso del Leverkusen en la Bundesliga. Y es que, de momento, Xabi Alonso es invencible.
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