La psicóloga y sexóloga Ana Cecilia Argüello Charles defiende la importancia de enseñar sobre la sexualidad desde la escuela primaria y en los hogares, mediante un enfoque natural y educativo.
Ana Cecilia Argüello Charles, psicóloga y sexóloga, afirma que es necesario incorporar la educación sexual desde la escuela primaria y dentro de los hogares, sin que las religiones estigmaticen las relaciones sexuales. Esta falta de enseñanza reprime el placer tanto en hombres como en mujeres, generando problemas en las relaciones, infelicidad y, en ocasiones, divorcios.
Es fundamental hablar de la sexualidad como algo natural, ya que es parte esencial de nuestra existencia. Debemos conocer nuestro propio cuerpo, así como el de nuestra pareja, respetar nuestro propio cuerpo y saber lo que nos brinda placer y lo que no nos gusta. Esto también debe enseñarse a los niños, no de manera erótica, sino como conocimiento sobre el cuerpo.
Es importante que los niños aprendan a nombrar correctamente cada parte del cuerpo, evitando eufemismos. Cuando el tema se aborda con naturalidad, los niños y adolescentes dejan de sentir tanta curiosidad por experimentar. Sin embargo, si se trata como algo secreto, es probable que busquen formas de indagarlo. Esto va en contra de los deseos de los padres y puede llevarlos a buscar pornografía o ser víctimas de personas adultas.
Incluso en las escuelas, algunos profesores eluden el tema, ignorando las preguntas de los niños sobre sexualidad, omitiendo las páginas relacionadas en los libros y, de esta forma, lo presentan como algo sucio.
Estas actitudes contribuyen a distorsionar la sexualidad, cuando en realidad es algo natural. Es importante empezar a hablar de esto y nombrar las cosas correctamente. Me he dado cuenta de que cuando los niños son curiosos y hay libros que tratan sobre el cuerpo, las maestras los reprenden y les dicen que no los lean, o que no se toquen, utilizan palabras despectivas. Esto hace que el niño asocie esto como algo malo.
Hay una distorsión cognitiva en crecimiento. Si se tocan, sienten placer, pero les enseñaron que eso está mal. Por lo tanto, viven la sexualidad con culpa. Esto puede no notarse durante la adolescencia, pero afecta a las relaciones de pareja. Surgen tabúes como: "Si ya tenemos hijos, no necesito tener intimidad contigo", o "una vez a la semana o al mes es suficiente". Esto ocurre porque nos enseñaron que eso está mal, que si nos tocamos o sentimos placer, estamos haciendo algo indebido.
La especialista en Sexología Clínica destaca que muchas personas adultas viven con complejos y culpas que les impiden disfrutar plenamente de su sexualidad. Esto también se ve influenciado por las creencias religiosas, que consideran las relaciones sexuales como un pecado, a menos que tengan como fin la reproducción.
Argüello Charles señala que las creencias religiosas tienen un gran impacto en cómo vivimos nuestra sexualidad. A pesar de ello, siempre y cuando no hagamos daño ni faltemos al respeto a nuestra pareja, y siempre y cuando no nos hagamos daño a nosotros mismos, debemos vivir nuestra sexualidad como deseemos. De lo contrario, estaremos reprimiendo excesivamente nuestra sexualidad, lo que deteriora nuestras relaciones de pareja.
Como adultos, tenemos muchos tabúes. Si vemos a un niño frotándose, lo reprendemos de inmediato. Mi recomendación para los padres es distraer a sus hijos, llevarlos a jugar, pero sin enfocar su comportamiento como algo negativo. Los niños deben ver que evolucionan como seres humanos, que crecen y que experimentar placer en ciertas partes del cuerpo es normal, siempre y cuando sepan respetar su propio cuerpo.
Durante la adolescencia, es importante explicarles que hay ciertas cosas que los harán sentir bien. Hay que hablarles sobre la masturbación, que es algo completamente natural, y enseñarles lo que podrían experimentar, siempre combinado con el respeto hacia su propio cuerpo. Si no hablamos de estos temas, naturalmente les despertaremos curiosidad.
No debemos infundir miedo en los niños, sino brindarles conocimiento que los empodere y les enseñe a cuidar de su cuerpo, a protegerse a sí mismos. La educación sexual debe ser considerada algo normal y parte integral de la educación.
