La Policía Federal de Brasil ha acusado al expresidente Jair Bolsonaro y a su exayudante de campo, Mauro Cid, por malversación, asociación delictuosa y lavado de dinero en relación con el mal uso de joyas de la colección presidencial.
Ahora, la Fiscalía General de la República deberá decidir si presenta una denuncia o archiva el caso. La defensa de Bolsonaro ha argumentado que el exmandatario actuó dentro de la ley y declaró oficialmente los bienes recibidos en viajes como parte de su colección privada. Sin embargo, una decisión del Tribunal de Cuentas Federal de 2016 establece que los objetos de lujo recibidos por funcionarios públicos deben formar parte de la colección pública del Estado, con excepción de los bienes de carácter muy personal, entre los que no se incluyen las joyas.
El abogado de Mauro Cid afirmó que el militar vendió un Rolex a pedido de Bolsonaro y que el pago fue entregado al expresidente o a la primera dama. Además de Bolsonaro y Cid, también fueron acusados el general Mauro Lourena Cid, padre del exayudante, el abogado de la familia Bolsonaro, Frederick Wassef, y los exasesores del expresidente, Osmar Crivelatti y Marcelo Câmara. En la lista de imputados también figuran el exministro de Minas y Energía Bento Albuquerque, el exasesor del ministerio Marcos André Soeiro, que transportó las joyas desde Arabia Saudita, Julio Cesar Vieira Gomes, exsecretario del IRS, y José Roberto Bueno Junior, un militar que intentó recuperar las joyas.
Se sospecha que estos individuos participaron en un plan para apropiarse irregularmente de al menos cuatro kits de joyas recibidos por Bolsonaro durante su mandato. Estos conjuntos, que incluyen relojes, gemelos, rosarios, esculturas y anillos, fueron entregados por autoridades de Arabia Saudita y Bahréin entre 2019 y 2021. La policía ha recopilado evidencia de que algunos de estos obsequios fueron vendidos en tiendas de Estados Unidos tras ser sustraídos de Brasil durante misiones oficiales.
