Un pequeño estudio preliminar sugiere que las lecciones de piano impartidas a pacientes con cáncer que se someten a quimioterapia podrían ayudar a preservar la salud cerebral. Robin Hesselink, quien participa en un programa piloto en el Centro Oncológico Moffitt en Tampa, Florida, expresó: "Había muchos factores estresantes externos que influían en mi estado de ánimo, pero la práctica del piano y las clases siempre representaban algo positivo que esperaba, sin importar lo que estuviera sucediendo". Hesselink, que recibe tratamiento por cáncer de mama metastásico en etapa 4, añadió que "durante esos 30 minutos o una hora, podía olvidar todo lo demás y disfrutar de algo, lo cual tenía un efecto muy positivo en mí, aunque fuera temporal".
Además de mejorar el estado de ánimo, las clases de piano parecieron favorecer la "función ejecutiva" de los cerebros de los participantes, según un comunicado de la Universidad del Sur de Florida (USF). El nuevo protocolo, denominado "Keys to Keeping Sharp", tiene como objetivo frenar el deterioro en la memoria y el pensamiento que a veces se presenta con la quimioterapia, explicó Jennifer Bugos, profesora de educación musical en la USF.
"Nos interesa investigar si el apoyo social al aprender a tocar un instrumento musical puede potenciar la cognición en pacientes en tratamiento oncológico", afirmó en el comunicado. La investigación se centra en "qué áreas de la cognición pueden mejorarse y cuál es la duración óptima del entrenamiento musical para los pacientes", agregó Bugos.
La Dra. Melissa Mallory, oncóloga quirúrgica de Moffitt y colaboradora de Bugos en el proyecto, destacó que "recibir un diagnóstico de cáncer y someterse a tratamientos oncológicos puede afectar significativamente la salud mental y el bienestar general del paciente". Subrayó la necesidad de encontrar nuevas estrategias para mejorar estos aspectos, especialmente aquellas que no implican medicamentos, para ofrecer una atención oncológica verdaderamente integral y centrada en el paciente.
Los datos de este estudio aún no se han publicado en una revista revisada por pares y las lecciones de piano solo involucraron a 15 pacientes. Sin embargo, los comentarios preliminares de los participantes han sido positivos, según indicaron los investigadores.
Bugos también mencionó que la musicoterapia podría beneficiar a quienes se recuperan de un COVID grave. Tocar un instrumento llamado J-Sax, una versión más pequeña del saxofón, pareció ayudar a los sobrevivientes de COVID a mejorar su respiración y habilidades cognitivas, según las pruebas estándar. Darlene DeMarie, una de las participantes, compartió: "Fue un privilegio formar parte del programa JSax y me divertí mucho. Fue un desafío al principio, pero gratificante notar mi progreso con el tiempo. La música es como una terapia, y definitivamente enriquece nuestras vidas".