Perder peso es difícil. Puedes culpar a la evolución
AGENCIAS / EL TIEMPOSi crees que es difícil perder peso y no recuperarlo, no estás solo, y además tienes 100% de razón. La pérdida de peso a largo plazo es realmente difícil de conseguir, según los estudios.
Las estimaciones varían, pero se cree que más del 80% de las personas que pierden una cantidad considerable de peso vuelven a recuperarlo al cabo de cinco años.
Pero el fracaso a la hora de perder kilos no suele deberse a la falta de fuerza de voluntad para hacer cambios importantes en el estilo de vida, como comer más sano, reducir las calorías y aumentar la actividad física. El secreto es que nuestro cuerpo está programado por la evolución para retener la grasa.
"Hemos evolucionado para no perder peso intencionamente", declaró recientemente el paleoantropólogo Daniel Lieberman al Dr. Sanjay Gupta, corresponsal médico jefe de CNN, en el podcast Chasing Life. Lieberman, profesor y director del Departamento de Biología Evolutiva Humana de la Universidad de Harvard, estudia por qué el cuerpo humano tiene el aspecto y funciona como lo hace.
"Todos los animales necesitan algo de grasa, pero los humanos han evolucionado para tener niveles excepcionalmente altos de grasa, incluso los delgados", explica. "Y por eso estamos sometidos a una especie de presión biológica excepcional, siempre, para engordar y mantenerla mientras la tengamos, para cuando la necesitemos".
Según Lieberman, los humanos no estamos adaptados fundamentalmente para ser felices o estar sanos, sino para tener éxito reproductivo. Y para ello necesitamos grasa, mucha grasa, por lo que Lieberman califica a los humanos de "especie inusualmente gorda" en comparación con otros mamíferos, incluso otros primates.
"Tenemos grandes cerebros que consumen una enorme cantidad de energía. (...) Es el 20% de nuestro metabolismo", dijo. "Y un bebé, cuando nace, la mitad de su energía se destina al cerebro. Necesita mucha grasa. Así que (...) los bebés humanos nacen muy gordos porque tienen que tener esa energía para asegurarse de que pueden mantener su cerebro en funcionamiento".
Según Lieberman, la grasa es energía almacenable. Ayudó a los primeros humanos a mantenerse con vida, impulsó sus cuerpos para encontrar comida, mantuvo sus cerebros en funcionamiento y los hizo lo suficientemente sanos como para reproducirse.
"Es como dinero en la cuenta bancaria. Por eso, a los individuos con niveles adecuados de grasa les fue mejor en nuestra historia evolutiva que a los que no la tenían", explica. "Y así fuimos seleccionados para asegurarnos de que siempre podíamos engordar, porque siempre había momentos en los que teníamos que perderla (a la grasa)".
Lieberman dijo que los humanos nunca evolucionaron para perder peso deliberadamente.
Y aunque nuestros cuerpos no han evolucionado realmente desde aquellos tiempos, nuestro entorno sí lo ha hecho, y eso es lo que Lieberman denominó un gran desajuste. Hoy en día, no tenemos que huir de animales salvajes, recorrer largas distancias a pie o cazar y recolectar nuestra próxima comida. Podemos coger un smartphone para llamar a un Uber o a Uber Eats y disfrutar de todo tipo de comodidades modernas. Como resultado, muchas personas viven ahora con problemas de peso y obesidad, y todas las "enfermedades de desajuste" que se derivan de ello.
"Así que las enfermedades de desajuste se definen como condiciones o enfermedades que son más comunes o más graves cuando vivimos en entornos para los que estamos mal o inadecuadamente adaptados", dijo Lieberman, refiriéndose a nuestro "entorno obesogénico" moderno que a menudo contribuye al aumento de peso.
"Y así, por supuesto, es difícil. Es porque hemos evolucionado para no perder peso intencionadamente. Y por eso perder peso requiere hacer dieta, requiere engañar a tu cuerpo y superar esas adaptaciones contra las que tu cuerpo va a luchar en cada centímetro del camino".
Lieberman, que afirmó que debemos ser "extremadamente compasivos" con quienes se enfrentan a retos relacionados con el peso, incluidos nosotros mismos, sugiere tener en cuenta estas cinco cosas:
Tener perspectiva (evolutiva)
No todos los seres humanos están destinados a ser muy delgados, sin importar lo que veas en la televisión, en el cine o en las redes sociales.
"La grasa es especialmente importante para los humanos", escribió Lieberman en un correo electrónico. "Incluso los humanos delgados tienen entre un 15-25% de grasa corporal, que es tres o cuatro veces más que la mayoría de los mamíferos".
Siempre tendrás una cierta cantidad de grasa, y es necesaria en algunos aspectos.
La grasa significa éxito evolutivo
En realidad, la grasa nos ayuda a sobrevivir y prosperar.
"Evolucionamos para almacenar mucha grasa —una fuente de energía almacenada— debido a nuestros cuerpos energéticamente costosos y a nuestra historia vital", explicó Lieberman. "Esa grasa ayuda a alimentar nuestros grandes cerebros y nuestro alto coste de reproducción, todo ello mientras nos mantenemos físicamente activos".
Aun así, "nunca evolucionamos para almacenar mucha grasa abdominal, lo que puede acarrear problemas de salud", señaló Lieberman. "Así que tener mucha grasa en esa área es una señal para hacer algo".
Las pequeñas fluctuaciones son normales
No te preocupes si tu peso sube y baja unos kilos en periodos cortos.
"Gran parte de esa variación se debe al agua", explica Lieberman. "Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, las personas pasaban regularmente por épocas en las que ingerían más energía de la que consumían y almacenaban el excedente en forma de grasa, y luego recurrían a esas reservas de grasa durante las épocas de escasez, cuando utilizaban más energía de la que consumían".
Las cartas realmente están en tu contra
Si te cuesta perder peso, no te culpes.
"Los humanos evolucionaron para almacenar mucha grasa cuando era posible y luego utilizarla cuando era necesario", dijo Lieberman. "Pero nunca evolucionamos para consumir voluntariamente menos energía de la que utilizamos, es decir, para hacer dieta".
Dieta vs ejercicio
Si te preguntas qué es más importante para perder peso —el ejercicio o la dieta—, la respuesta es ambos, pero por motivos diferentes.
"Se puede perder más peso haciendo dieta que haciendo ejercicio", afirma Lieberman. "Pero el ejercicio ayuda a evitar ganar o recuperar peso, además de tener muchísimos otros beneficios para la salud mental y física".
Y en cuanto a ese desajuste entre nuestros cuerpos de la Edad de Piedra y nuestro entorno moderno y obesogénico, Lieberman dijo que tenemos que "averiguar cómo diseñar nuestros mundos para que nos ayuden a tomar las decisiones que nos gustaría tomar".
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