"¡No podemos ni debemos ceder a la lógica de las armas!", dice.
El papa Francisco instó "a trabajar concretamente en favor de la paz en Europa y en todo el mundo" en una carta publicada en ocasión de los 80 años de la plegaria de los romanos al icono de la Virgen 'Maria Salus Populi Romani' durante la Segunda Guerra Mundial.
"El papa Pío XII, se dirigió a la Virgen el 4 de junio de 1944 para implorar la salvación de la ciudad, cuando estaba a punto de producirse el enfrentamiento frontal entre el ejército alemán y el de los aliados angloamericanos. La devoción al antiguo icono conservado en la Basílica de Santa María la Mayor está viva desde hace siglos en el corazón de los romanos, que recurrían a él para presentar súplicas e invocaciones, especialmente durante las plagas, los desastres naturales y las guerras", recordó Francisco.
Y esto hizo subrayar al papa que hoy en día todavía siguen abiertos demasiados conflictos en diferentes partes del mundo. "Pienso en particular en la atormentada Ucrania, en Palestina e Israel, en Sudán, en Myanmar, donde todavía rugen las armas y se sigue derramando más sangre".
"Se trata de tragedias que afectan a innumerables víctimas inocentes, cuyos gritos de terror y de sufrimiento cuestionan la conciencia de todos: ¡no podemos ni debemos ceder a la lógica de las armas!", escribe el papa en su mensaje.
Francisco recordó que "veinte años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1965, el papa San Pablo VI, hablando en la ONU, se preguntaba: ¿Cambiará el mundo alguna vez la mentalidad particularista y beligerante que hasta ahora ha tejido gran parte de su historia?"
Y agregó: "Esta pregunta, que aún espera respuesta, estimula a todos a trabajar concretamente en favor de la paz en Europa y en todo el mundo. La paz es un don de Dios, que también hoy debe encontrar corazones disponibles para acogerla y trabajar para ser artífices de la reconciliación y testigos de la esperanza".
El papa, que tiene una especial devoción por esta Virgen a la que reza a la vuelta de sus viajes, pidió: "María, Mediadora de la gracia, siempre vigilante y solícita de todos sus hijos, que obtenga para toda la humanidad el don de la armonía y la paz".
