Además de ensuciar calles, cornisas y repisas de ventanas, sus excrementos son corrosivos, dañan los edificios históricos y representan un peligro para la salud
Saltillo, Coahuila, MÁS. – La proliferación de palomas en Saltillo se ha convertido en un problema crónico que amenaza la salud pública y daña gravemente el patrimonio arquitectónico de la ciudad. Además, afecta numerosos bienes privados.
Recorrer ciertas calles de la ciudad revela la presencia de un creciente número de estas aves, especialmente en el centro, en lugares como Múzquiz y General Cepeda, Múzquiz y Bravo, las inmediaciones del edificio de la Secretaría de Finanzas, la Plaza de Armas y la Alameda Zaragoza.
Las bandadas de palomas no solo afectan la salud de la comunidad, sino que sus excrementos corrosivos dañan los ornamentos de las construcciones, destruyen los recubrimientos de cables eléctricos y deterioran la pintura de los automóviles.
En mayo de 2021, una bacteria proveniente de heces de paloma provocó la muerte de una adolescente en Torreón, quien estuvo en cuidados intensivos en la clínica 71 del Seguro Social debido a daños en sus pulmones y cerebro.
El valor histórico y cultural de muchos edificios en Saltillo obliga al gobierno a invertir grandes sumas en su restauración. Edificaciones icónicas como la Benemérita Escuela Normal de Coahuila, la Catedral de Santiago, el Palacio de Gobierno, el Teatro García Carrillo, el Santuario de Guadalupe, la Iglesia de San Francisco y la plaza del mismo nombre han sido afectadas.
A lo largo del tiempo, se han implementado varias medidas para controlar la sobrepoblación de palomas, como exponerlas al ataque de gavilanes, utilizar mallas protectoras, colocar trampas y búhos de plástico. A pesar de estos esfuerzos, el problema persiste.
La pasada administración municipal detectó que la reproducción de esta especie (Columba livia) se incrementa especialmente durante esta temporada del año.
Entre las enfermedades que transmiten las palomas al ser humano a través de su excremento se encuentran: criptococosis, salmonelosis, psitacosis o clamidiasis, alveolitis alérgica (neumonitis) e histoplasmosis. También pueden afectar al ganado con fiebre Q (coxiella burnetii) y contagiar con la bacteria Escherichia coli (E. coli).