La familia que presumen que el problema surgió por un amorío con la hija del dueño del rancho donde fue encontrado sin vida.
La muerte de Víctor Alejandro Presas, un joven candelillero de tan solo 22 años, inicialmente considerada como un trágico suicidio, ha dado un giro impactante con las acusaciones de su padre, Guillermo Presas Patiño, quien asegura su patrón lo asesino.
El pasado miércoles, el joven Víctor perdió la vida por un disparo en el pecho, un suceso que, según la versión oficial manejada por la Fiscalía, fue un acto autoinfligido. Sin embargo, la narrativa cambió drásticamente cuando Don Guillermo Presas hizo una aparición en las instalaciones del Ministerio Público de Monclova.
Don Guillermo, visiblemente consternado, aseguró que su hijo no se quitó la vida, sino que fue asesinado a manos del dueño del rancho Santa Elena, Luis Regino. Según el relato del padre, Víctor mantenía una relación amorosa con la hija de Regino, lo que desencadenó amenazas de muerte tanto para él como para su hijo.
Las acusaciones de Don Guillermo no se detienen ahí. Afirma tener pruebas contundentes que respaldan su versión, incluyendo testimonios y evidencia física que sugieren que el rifle utilizado en el presunto suicidio pertenecía al mismo Luis Regino, y que el joven Víctor, siendo un candelillero y no un cazador como se había indicado, no tendría la pericia necesaria para realizar un disparo de ese tipo. Agregando que el cuerpo de su hijo fue movido en varias ocasiones por su patrón quien en su defensa dijo que fue para que no le diera el sol.
Así mismo afirmo que su hijo no padecía de depresión como se había manejado en los medios de comunicación, señalando que era un joven demasiado alegre y dedicado a su hogar y trabajo.
Además, Don Guillermo sostiene que Regino intentó sobornarlo para que no presentara una denuncia por homicidio. Estas acusaciones han generado una ola de incredulidad y preocupación en la comunidad de Ocampo, donde la confianza en las autoridades se ve cuestionada.
La familia Presas exige justicia y transparencia en la investigación de la muerte de Víctor Alejandro. Mientras tanto, las autoridades enfrentan una presión creciente para esclarecer los hechos y garantizar que se haga justicia.
Este caso ha puesto a prueba la integridad del sistema judicial y la capacidad de las autoridades para proteger a los ciudadanos, en una comunidad que busca respuestas y justicia para un joven cuya vida se vio truncada en circunstancias aún turbias y perturbadoras.
