A pesar de saber que encajaba perfectamente en el papel de Peeta en la popular adaptación de los libros, el actor dudó.
La adaptación cinematográfica de Los Juegos del Hambre, la trilogía de novelas escrita por Suzanne Collins, llegó a la pantalla grande con su primera entrega en 2012, protagonizada por Jennifer Lawrence y Josh Hutcherson. En aquel entonces, el actor expresó su felicidad por haber obtenido el papel, pero unos años más tarde lamentó haber firmado el contrato.
Después de haber sido elegido como Peeta Mellark en la exitosa historia distópica, Hutcherson declaró para MTV News que nunca antes había encontrado un personaje tan similar a él en términos de valores y puntos de vista. Según sus propias palabras, el compañero de arena de Katniss compartía muchos aspectos con él, lo que lo hizo sentir emocionado por el rol, especialmente porque disfrutaba trabajar con Lawrence, Liam Hemsworth y el resto del equipo en el set.
Sin embargo, cuando el éxito de los libros y la primera película desembocó en la producción de tres películas más para la saga (En llamas, Sinsajo Parte 1 y Sinsajo Parte 2), la felicidad de Hutcherson se transformó en dudas. Después de filmar la segunda parte de Los Juegos del Hambre tan solo un año después de la primera, el actor confesó al New York Daily News que comenzó a arrepentirse de haber aceptado el papel, ya que no podía disfrutar de la misma libertad que antes de interpretar al tributo del Distrito 12.
Hutcherson compartió su preocupación sobre la pérdida de privacidad, mencionando momentos en los que personas esperaban afuera de su casa y lo seguían a todas partes. Expresó que no habría aceptado el papel si hubiera sabido que significaría perder sus libertades como ciudadano estadounidense.
A pesar de sus dudas, es innegable que Los Juegos del Hambre siguen siendo una de las películas por las que más se reconoce a Josh Hutcherson. Esta serie lo colocó en el radar tanto de los fanáticos como de los cineastas y productores, permitiéndole explorar su versatilidad y capacidad actoral. Sin embargo, en ocasiones, intentar pasar desapercibido por algunos lugares resulta difícil para él.
