Un estudio que siguió a casi 10,000 niños de entre 9 y 10 años durante dos años encontró una relación entre el tiempo que pasan frente a pantallas, como la televisión, y un mayor riesgo de desarrollar TDAH y depresión.
"El uso excesivo de pantallas podría reemplazar actividades como el ejercicio físico, el sueño, la interacción social en persona y otras conductas que ayudan a reducir la depresión y la ansiedad", explicó el Dr. Jason Nagata, autor principal del estudio y miembro de la Universidad de California en San Francisco (UCSF). Los hallazgos del equipo fueron publicados el 7 de octubre en la revista BMC Public Health.
El equipo de Nagata también destacó el aumento de problemas de salud mental entre los adolescentes.
"Los adolescentes hoy en día tienen un 50% más de probabilidades de sufrir un episodio depresivo mayor y un 30% más de probabilidades de suicidio en comparación con hace 20 años", según un comunicado de la UCSF.
A la vez, el niño preadolescente promedio en EE. UU. pasa 5.5 horas al día usando pantallas, y esa cifra sube a 8.5 horas en el caso de los adolescentes.
¿Existe una conexión?
Para investigar, el equipo de Nagata analizó datos de 2016 a 2018 de 9,538 niños de entre 9 y 10 años que participaban en un estudio sobre el desarrollo cerebral infantil. Se registró el tiempo que pasaban diariamente frente a pantallas y su incidencia de diagnósticos de trastornos conductuales, depresión, TDAH y otros problemas de salud mental.
Aunque el estudio no demostró una relación causal directa, sí identificó pequeñas asociaciones significativas.
"El tiempo prolongado frente a pantallas se relacionó con todos los síntomas de salud mental", señalaron los investigadores.
Los niños que pasaban más tiempo al día frente a pantallas tenían un 10% más de probabilidades de sufrir depresión, un 7% más de riesgo de problemas de conducta y un 6% más de riesgo de TDAH, en comparación con aquellos que usaban menos las pantallas.
"Las formas de uso de pantallas con mayor vínculo con síntomas depresivos incluían el chat por video, mensajes de texto, videos y videojuegos", señalaron Nagata y su equipo.
Este efecto fue más notorio en adolescentes blancos que en adolescentes negros.
"Para los adolescentes de minorías, las pantallas y las redes sociales pueden tener un rol diferente, ya que les permiten conectarse con personas que comparten sus antecedentes y experiencias", explicó Nagata, profesor asociado de pediatría en la UCSF. "En lugar de sustituir las relaciones presenciales, la tecnología puede ayudarles a ampliar sus redes de apoyo más allá de su entorno cercano".
Nagata también ofreció consejos para que los padres guíen a sus hijos hacia actividades más saludables, sugiriendo que "La Academia Americana de Pediatría recomienda desarrollar un Plan Familiar de Uso de Medios que considere las necesidades individuales de cada niño".