Los viajes espaciales pueden no ser saludables para el músculo cardíaco
Los viajes espaciales a largo plazo podrían ser malos para el corazón de los astronautas
REDACCIÓN / EL TIEMPOUn nuevo estudio indica que los viajes espaciales prolongados a Marte podrían afectar negativamente la salud cardíaca de los astronautas.
Tras un mes en la Estación Espacial Internacional, se observó que 48 muestras de tejido cardíaco humano bioingenierizado latían con aproximadamente la mitad de la fuerza de los tejidos similares que permanecieron en la Tierra. Además, estas muestras mostraron signos de inflamación y daño oxidativo, características asociadas con enfermedades del corazón, según reportaron los investigadores en la edición del 23 de septiembre de la revista *Proceedings of the National Academy of Sciences*.
Devin Mair, investigador postdoctoral en Johns Hopkins Medicine, comentó que muchos de estos marcadores de daño oxidativo e inflamación se han identificado en los controles de salud de los astronautas tras su regreso. Estudios previos han demostrado que algunos astronautas regresan con una función cardíaca reducida y ritmos cardíacos irregulares, aunque algunos de estos efectos tienden a mejorar con el tiempo.
Dado que las misiones a Marte podrían extenderse hasta dos años en el espacio, es fundamental que los médicos comprendan mejor cómo la ingravidez afecta la función cardíaca. Para este estudio, se utilizaron células madre para crear cardiomiocitos, células musculares del corazón.
Los investigadores colocaron estas células en un chip que conectaba los tejidos entre dos postes, permitiendo así la recolección de datos sobre sus contracciones. Estos chips eran aproximadamente la mitad del tamaño de un teléfono celular. Deok-Ho Kim, líder del proyecto y profesor en Johns Hopkins Medicine, destacó el uso de tecnología avanzada en áreas como ingeniería de tejidos, biosensores y microfabricación para asegurar la viabilidad de los tejidos en el espacio.
Las muestras fueron enviadas al espacio en marzo de 2020 a bordo de una misión de SpaceX. Durante su estancia en la estación espacial, los científicos recibieron datos en tiempo real sobre la fuerza de contracción de las células y su ritmo, mientras la astronauta Jessica Meir cambiaba los nutrientes que rodeaban los tejidos semanalmente.
Al regresar a la Tierra, los investigadores continuaron analizando las muestras y comparándolas con aquellas mantenidas en un laboratorio terrestre. Los tejidos en el espacio mostraron debilidad y desarrollaron latidos irregulares, con un retraso en los latidos cinco veces mayor que lo normal. Aunque el ritmo volvió a la normalidad después de su regreso, los sarcómeros, que son las estructuras responsables de la contracción muscular, se acortaron y desorganizaron, lo que indica problemas cardíacos.
También se encontraron anomalías en las mitocondrias y en los marcadores genéticos de inflamación y daño oxidativo. Un segundo lote de muestras de tejido cardíaco se envió a la estación espacial en 2023 para probar medicamentos que podrían protegerlas de los efectos de la ingravidez. Este estudio sigue en curso, al igual que las investigaciones sobre el impacto de la radiación espacial en los tejidos cardíacos humanos.
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