Con este combo de diferentes estados de ánimo, la ansiedad por cambiar el rumbo vuelve a decir presente.
La presente temporada de Los Angeles Lakers ha tenido los mismos ingredientes de las últimas: puntos altos y caídas estrepitosas. Victorias resonantes y derrotas inconcebibles. Esperanza e inconsistencia. Con este combo de diferentes estados de ánimo, la ansiedad por cambiar el rumbo vuelve a decir presente.
El martes pasado sumaron, ante Atlanta Hawks, su derrota número 16 desde que consiguieran ganar la primera edición de la Copa NBA, la sexta en su últimos 11 partidos. Una marca de 24-25 lo ubican en el novena lugar de la conferencia del Oeste a 10 juegos de diferencia del líder Minnesota Timberwolves, pero con solo medio juego de ventaja sobre Houston Rockets que ocupa el undécimo lugar. Si cayeran fuera del top-10, podrían quedarse sin entrar al play in.
Hace poco más de una semana, tanto Rob Pelinka (Vicepresidente de operaciones y Gerente general) como Jeanie Buss (presidente) tuvieron que respaldar la continuidad del entrenador Darvin Ham, pero a la luz de los últimos resultados y de los cambios de entrenadores (Adrian Griffin ya no está en Milwaukee y Wes Unseld Jr cambió de función en Washington), los rumores volvieron a aparecer.
