Los efectos posteriores a la pandemia continúan afectando a la sociedad, especialmente a los jóvenes, quienes enfrentan casos de ansiedad.
A pesar de que han pasado cuatro años desde la contingencia de salud que afectó al mundo, aún persisten las repercusiones, sobre todo en la reintegración a la vida social después de períodos de resguardo en casa. Para los más pequeños, esta etapa de la vida ha sido especialmente marcada, ya que muchos no pudieron asistir al preescolar y tuvieron que adaptarse a la vida estudiantil más tarde de lo habitual.
Apoyo emocional. El reconocido conferencista Ricardo Perret detalla la importancia de proporcionar herramientas para que los jóvenes puedan manejar sus emociones por sí mismos, lo cual está influenciado por el entorno en el que se desarrollan.
El rompimiento de la socialización durante la pandemia fue una situación compleja, y las noticias sobre las muertes causadas por la enfermedad generaron aún más tensión.
Secuelas. Esto llevó a cambios en los hábitos de las personas para fortalecer el cuerpo y contrarrestar las secuelas de la enfermedad.
El estrés es una reacción natural del cuerpo ante el peligro o la emoción, incluso ante cosas positivas como una próxima fiesta o unas vacaciones en algún lugar.
