Logra Vlasov un milagro en Madone D’Utelle; McNulty salva el “maillot amarillo”

Logra Vlasov un milagro en Madone D’Utelle; McNulty salva el “maillot amarillo”
AGENCIAS / EL TIEMPO

El ruso Aleksandr Vlasov (Bora Hansgrohe) se ha impuesto en solitario y bajo una intensa lluvia en la séptima etapa de la París Niza disputada entre la capital de los Alpes Marítimos y Madone d’Utelle, de 104 kilómetros, en la que retuvo el jersey amarillo de líder por 4 segundos el estadounidense Brandon McNulty (UAE).

Vlasov (Vyborg, 27 años), cortó una racha de 2 años de sequía en un día de diluvio, donde aprovechó el marcaje entre los favoritos para arrancar en los últimos kilómetros y presentarse en meta brazos en alto con un tiempo de 2h44:03, 8 segundos por delante de un grupo selecto con Evenepoel, Jorgenson y Roglic.

El belga rebañó 4 segundos en meta, por 2 de Roglic, y ambos aventajaron además al líder Mcnulty en 21 segundos. Pasó apuros el colombiano Egan Bernal, quien se dejó en la cima más de un minuto.

La general se pone interesante a falta de la jornada decisiva de este domingo. Todo por decidir, con McNulty de amarillo, a 4 segundos su compatriota Matteo Jorgenson (Visma), a 35 el danés Mattias Skjelmose (Lidel Trek) y a 36 Remco Evenepoel (Soudal). Más alejados, Primoz Roglic a 41 de Remco y Bernal a más de un minuto.

Los hombres de Evenepoel controlan la fuga

Etapa corta, pero explosiva y complicada para que prosperase una fuga, como advirtió en la salida Remco Evenepoel, convencido además de que la última subida sería la clave. Ajenos al vaticinio del belga se animaron al despegue de inicio Benjamin Thomas (Cofidis), Martijn Tusveld (DSM) y el suizo del Movistar Johan Jacobs.

Tusveld quedó eliminado tras sufrir una avería mecánica, pero Jacobs y Thomas siguieron avanzando desafiando a la intensa lluvia, al frío y al impulso de un pelotón que aguardaba el momento de preparar el ascenso final a meta. El dúo superó la única dificultad del recortado recorrido antes de llegar al ascenso final, la Cota de Gattières (4.6 km al 4.7).

El Soudal-Quick Step, liderado por Evenepoel, tomó el control decisivo de la carrera colocando al pelotón a 50 segundos de los escapados, y además ocupando la parte delantera del grupo, mirando por las razones de seguridad, ya que la carretera era un infinito y peligroso charco.

Evenepoel ataca, Vlasov se marcha y gana

Una declaración de intenciones la de Remco Evenepoel, que debía superar en más de un minuto si quería optar al maillot amarillo que portaba McNulty en la carrera del sol. Su equipo siguió tensando la cuerda, y ese látigo terminó de eliminar al español Carlos Rodríguez (Ineos), alejado también de su mejor momento de forma.

A pie de puerto de La Madone d’Utelle (15.1 km al 5.7), Jacobs ya estaba sentenciado, agotado por el esfuerzo en solitario. Por detrás el Visma de Jorgenson tiraba a bloque para endurecer la subida. Los favoritos en disposición de salir a escena bajo el chaparrón. Delante quedaban 25 unidades, y allí tampoco estaba Pello Bilbao, el español en dificultades.

Soudal puso a marcar el ritmo a Vervaeke y Van Wilder, en principio pensando en el esprint bonificado, pero por velocidad el botín de 6 segundos se lo llevó Egan Bernal. Evenepoel se conformó con dos, a menos de siete kilómetros de la cima situada junto al Santuario de Madona D’Utelle, a 1,188 metros de altitud, donde se impuso en 2016 el ruso Zakarin por delante de Contador.

Llegó la hora de la verdad. Remco soltó la primera carta a 4,2 de meta, con un ataque poco contundente que redujo el grupo de candidatos a 9 hombres. Tras ser atrapado salió a escena el Bora adelantando a Vlasov, que abrió hueco. Tal vez una estrategia de Roglic, pero el esloveno no movía ficha.

Vlasov miró atrás. No vio a nadie y aprovechando el parón se largó hacia la cumbre. Por detrás Evenepoel volvió a probar al personal a 1.8 de la meta. Un acelerón que eliminó a Bernal y puso en apuros a Macnulty, pero no atrapó al ciclista ruso del Bora.

Finalmente, feliz Vlasov como vencedor, en un escenario donde, según la leyenda, se han conocido varios milagros, y esperanzas máximas para Jorgenson y Evenepoel. Macnulty salvó los muebles y venderá cara la derrota.

Un domingo apasionante

Este domingo concluye la carrera del sol con la disputa de la octava etapa con salida y llegada en Niza. Un recorrido de 109.3 kilómetros que aún puede deparar alguna sorpresa, pues incluye 6 ascensos, lo que supone un subir y bajar constante.

Para empezar, el pelotón afrontará la Cota de Levens (2a,6.1 km al 5.8%), para continuar hasta mitad de etapa con la Cota de Châteauneuf (2a, 5.5 km al 4.5) y la de Berre-les-Alpes (2a, 6.5 km al 5.9). A partir del ecuador de la prueba se complica el trayecto con la Cota de Peille (1a, 6.5 km al 6.9). Tras el descenso aparece la cota no puntuable, pero bonificada, del Col d’Èze, y finalmente el Col des Quatre-Chemins (1a, 3.8 km al 8.1) con la cima a 9 km de meta.

 
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