Las médicas enfrentan un mayor riesgo de suicidio

Un estudio reciente ha revelado que las tasas de suicidio entre las médicas son notablemente más elevadas en comparación con la población general. Según el estudio, las doctoras tienen un riesgo de suicidio un 76 por ciento mayor que el promedio, mientras que los médicos hombres presentan un riesgo un 81 por ciento superior al de otros profesionales, aunque igual al del público general. Los resultados, publicados el 21 de agosto en la revista BMJ, indican que, aunque las tasas de suicidio entre médicos han disminuido con el tiempo, el riesgo sigue aumentando entre las mujeres de la profesión.

Los investigadores, liderados por Eva Schernhammer, epidemióloga en la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de la Universidad de Harvard, destacan que, a pesar de una reducción general en las tasas de suicidio, las médicas todavía enfrentan un riesgo un 24 por ciento mayor en comparación con la población general. El estudio analizó datos de 39 investigaciones realizadas en 20 países entre 1935 y 2020.

El riesgo de suicidio entre médicos es considerablemente alto, con un médico falleciendo por suicidio cada día en EE. UU. y uno cada 10 días en el Reino Unido. Un análisis previo de 2004 ya había señalado un riesgo elevado para médicos y médicas, en parte debido a tasas de suicidio más altas.

Los investigadores sugieren que una mayor concienciación sobre la salud mental y un mejor apoyo en el lugar de trabajo podrían haber contribuido a la reducción de las tasas de suicidio. Sin embargo, los médicos suelen tener rasgos de personalidad como perfeccionismo y competitividad, que en ambientes altamente estresantes pueden llevar a sentimientos de culpa, baja autoestima y fracaso, según un editorial coescrito por la Dra. Clare Gerada, de la organización benéfica Médicos en Apuros en el Reino Unido.

El editorial también menciona que los médicos tienen acceso a medicamentos potencialmente peligrosos, como opiáceos y anestésicos, lo que podría explicar la alta tasa de suicidios entre anestesistas. Para abordar este problema, es esencial mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal y satisfacer las necesidades emocionales y psicológicas de los médicos.