Este fenómeno astronómico proporciona una oportunidad excepcional para la investigación científica.
Para llevar a cabo este estudio, la NASA tiene previsto enviar tres cohetes de sondeo, conocidos como APEP (Atmospheric Perturbations around Eclipse Path), que analizarán los posibles cambios en las capas altas de la atmósfera durante el eclipse solar. Estos cohetes ya fueron utilizados con éxito en octubre de 2023 para estudiar un eclipse anular anterior.
Los cohetes serán lanzados desde el Wallops Flight Facility, en Virginia, en momentos estratégicos: el primero despegará 45 minutos antes del inicio del eclipse, el segundo durante el evento y el tercero 45 minutos después de que termine. Los lanzamientos podrán seguirse en directo a través de internet.
El objetivo principal del estudio es investigar los efectos del eclipse en la ionosfera, una región electrificada de la atmósfera terrestre que juega un papel crucial en la reflexión y refracción de señales de radio, así como en las comunicaciones por satélite. Los cambios a corto plazo en la ionosfera, como los asociados a un eclipse, son objeto de interés para los científicos.
Además de los cohetes, la NASA desplegará su avión WB-57 equipado con cámaras y un espectroscopio para estudiar la corona solar, la capa más externa del Sol. Esta coincidencia entre el eclipse y el pico de actividad solar ofrece una oportunidad única para investigar esta región solar en detalle.
El eclipse del 8 de abril generará una gran expectación, ya que recorrerá una amplia parte del continente norteamericano, desde el norte de México hasta el sudeste de Canadá. Muchas áreas que quedarán cubiertas por la sombra de la Luna no volverán a presenciar un evento similar en décadas, lo que ha generado una gran anticipación y ha llevado a algunos lugares a estar en estado de excepción debido al aumento del turismo y la ocupación de alojamientos.
