Un estudio reciente sugiere que la depresión de aparición reciente podría estar relacionada con la acumulación de placas tóxicas en el cerebro, un fenómeno asociado con la enfermedad de Alzheimer.
El equipo dirigido por Catherine Munro, neuropsicóloga en el Hospital Brigham and Women's de Boston, indica que los síntomas depresivos pueden ser una manifestación temprana de la enfermedad de Alzheimer preclínica, más que una causa directa de la enfermedad.
El Dr. Marc Gordon, jefe de neurología del Hospital Zucker Hillside, aclara que la depresión no provoca Alzheimer, sino que la patología subyacente de Alzheimer puede manifestarse como síntomas depresivos tempranos. A pesar de que la depresión es común en la enfermedad de Alzheimer, los vínculos exactos entre ambas no están del todo claros.
El estudio siguió a 154 participantes del Estudio sobre el Envejecimiento del Cerebro de la Universidad de Harvard, quienes, al ingresar al estudio, tenían discapacidad mental. Los datos, recogidos entre 2010 y 2022, incluyeron tomografías por emisión de positrones para detectar acumulaciones de placas de proteína amiloide en el cerebro.
Los investigadores hallaron que entre quienes tenían síntomas depresivos leves o ausentes al inicio del estudio, un aumento en estos síntomas se correlacionaba con la acumulación temprana de amiloide en áreas del cerebro relacionadas con el control emocional. Este vínculo fue independiente de la aparición de problemas de memoria o cognitivos.
Gordon señala que estos resultados ayudan a clarificar que la depresión puede ser una manifestación temprana de la enfermedad de Alzheimer, en lugar de ser simplemente una respuesta a dificultades cognitivas. La investigación sugiere que la neuropatología de Alzheimer en ciertas áreas cerebrales podría ser la causa de la depresión temprana.
El equipo de Munro considera que estos hallazgos podrían permitir identificar la depresión como una señal temprana de Alzheimer antes de que aparezcan dificultades cognitivas. La detección temprana es crucial en un contexto donde nuevos medicamentos pueden ayudar a retrasar la progresión de la enfermedad. Aunque los fármacos dirigidos al amiloide podrían potencialmente abordar tanto el deterioro cognitivo como problemas emocionales como la depresión, aún es pronto para confirmar estos efectos.
Los investigadores subrayan la importancia de monitorear síntomas emocionales nuevos y crecientes, además de los cambios cognitivos, en los adultos mayores como parte de la evaluación para la enfermedad de Alzheimer. Los resultados fueron publicados en la edición del 29 de agosto de la revista JAMA Network Open.
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