El reciente caso del conductor y reportero mexicano Ricardo Casares, quien experimentó un infarto a sus 43 años, ha resaltado una preocupante tendencia: el incremento de ataques cardíacos en adultos jóvenes.
Este suceso, junto con otros casos notables como el fallecimiento del joven Julián Figueroa por un infarto fulminante, ha generado inquietud sobre la salud cardiovascular de esta población.
Contrario a la creencia popular, la incidencia de infartos en menores de 45 años está en alza, lo que ha motivado a diversas organizaciones y estudios a advertir sobre esta problemática.
Un estudio publicado en el American Journal of Medicine revela que, entre los años 2000 y 2016, aproximadamente uno de cada cinco individuos hospitalizados por infarto al miocardio tenía 40 años o menos.
Además, durante la última década, la proporción de personas menores de 45 años afectadas por este padecimiento ha aumentado en un 2%. Estas cifras son un llamado de atención para tomar medidas preventivas desde edades más tempranas.
Según datos de la Secretaría de Salud de México, en 2021 se registraron cerca de 220 mil muertes por enfermedades cardiovasculares, de las cuales 177 mil fueron atribuidas a infartos al miocardio.
Aunque la mayoría de los casos siguen concentrándose en personas mayores de 55 años, especialistas como Marcelo Ramírez Mendoza recomiendan acciones preventivas a partir de los 40 años para contrarrestar este preocupante incremento.
El estilo de vida moderno parece jugar un papel crucial en este aumento de los infartos prematuros. La Cleveland Clinic destaca que el sedentarismo, el consumo de alimentos ultraprocesados, la falta de actividad física y el abuso de sustancias son factores que contribuyen significativamente a este fenómeno. Estos hábitos poco saludables están reemplazando a conductas más activas y alimenticias en la juventud, lo que se traduce en un mayor riesgo cardiovascular.
Los factores de riesgo para padecer un infarto son variados, pero algunos son especialmente relevantes en personas jóvenes.
El médico internista Rigoberto Marcano señala que la hipertensión, el colesterol y la glucosa altos son especialmente peligrosos en este grupo, ya que pueden acelerar el desarrollo de ateroesclerosis. Además, estudios sugieren que quienes sufren un infarto antes de los 45 años tienen un 240% más de riesgo de desarrollar demencia en el futuro.
Cómo prevenir infartos en adultos jóvenes
Es fundamental que las personas jóvenes tomen conciencia de estos riesgos y adopten hábitos de vida más saludables desde temprana edad.
Controlar factores como el sedentarismo, el sobrepeso, el tabaquismo y la hipertensión puede marcar la diferencia en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Asimismo, es importante mantener un seguimiento médico regular, estar atento a los síntomas y no subestimar cualquier indicio de problemas cardíacos.
La salud cardiovascular no entiende de edad ni de apariencias, por lo que la prevención y el autocuidado son responsabilidades que todos debemos asumir.
