La fiebre Oropouche, una enfermedad viral emergente, está suscitando creciente preocupación en América Latina, especialmente en países como Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba y Perú, donde se han registrado brotes recientes.
Transmitido principalmente por las picaduras de los mosquitos Culicoides paraensis (jején) y Culex quinquefasciatus, este virus representa una amenaza significativa, especialmente en regiones previamente no afectadas.
Aunque México aún no ha reportado casos de fiebre Oropouche, la Secretaría de Salud ha emitido advertencias para los viajeros que planean visitar áreas con brotes activos. La preocupación es que viajeros infectados podrían introducir el virus en México, lo que podría provocar brotes locales.
Los síntomas de la fiebre Oropouche suelen aparecer entre 3 y 12 días después de la picadura del mosquito y duran en promedio de 4 a 6 días. Los síntomas más comunes incluyen fiebre alta, dolor de cabeza intenso, dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos, erupciones cutáneas y dolor detrás de los ojos. Aunque la mayoría de los casos son leves, algunas personas pueden desarrollar complicaciones graves como meningitis o encefalitis, lo que destaca la importancia de un diagnóstico temprano y preciso.
Un aspecto preocupante del virus es su capacidad para causar transmisión vertical, de madre a hijo durante el embarazo, lo que ha resultado en casos de microcefalia y muertes fetales en algunas regiones afectadas. Esto añade gravedad a la enfermedad, aumentando la necesidad de medidas preventivas efectivas.
Medidas de prevención: Clave para controlar la fiebre Oropouche
Dado que no existe un tratamiento antiviral específico para la fiebre Oropouche, la prevención es la herramienta más eficaz para combatir la propagación del virus. La Secretaría de Salud ha enfatizado la importancia de evitar las picaduras de mosquitos, especialmente en áreas tropicales y afectadas. Las principales medidas de prevención son:
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Uso de Repelentes: Aplicar repelentes con ingredientes activos como DEET, IR3535 o icaridina, que son efectivos para mantener alejados a los mosquitos que transmiten el virus.
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Ropa Protectora: Vestir ropa de manga larga y pantalones para cubrir la mayor parte de la piel, reduciendo así las posibilidades de picaduras. Esta medida es especialmente importante en áreas con alta actividad de mosquitos.
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Uso de Mosquiteros: Proteger ventanas y puertas con mosquiteros y dormir bajo un mosquitero, especialmente en zonas rurales o en lugares con alta densidad de mosquitos.
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Evitar Zonas de Alto Riesgo: Minimizar la exposición a áreas con alta presencia de mosquitos, como zonas selváticas o húmedas, y limitar las actividades al aire libre durante el amanecer y el atardecer, cuando los mosquitos son más activos.
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Protección Solar y Repelente: Aplicar primero el protector solar y luego el repelente de insectos para asegurar la eficacia de ambos productos.
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Mantener el Entorno Limpio: Eliminar fuentes de agua estancada, ya que pueden servir como criaderos para los mosquitos. Mantener un entorno limpio y libre de posibles criaderos reduce significativamente el riesgo de propagación del virus.