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Estas son las razones por las que no deberías estornudar fuerte: podrías reventar tus oídos

Estas son las razones por las que no deberías estornudar fuerte: podrías reventar tus oídos
AGENCIAS / EL TIEMPO
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Los estornudos son comunes en las enfermedades respiratorias y en personas con alergias, algunas personas suelen estornudar de manera suave, otras lo hacen de forma fuerte y hay quienes simplemente se aguantan la necesidad de hacerlo, pero ten cuidado porque esto podría tener consecuencias graves para la salud, ya que tus oídos podrían reventar.

Estornudar de manera fuerte, además de liberar una ráfaga de aire para eliminar partículas irritantes o alérgenos de nuestras vías respiratorias, provoca un cambio repentino en la presión del aire en el oído medio, según revela una publicación de The Journal International Advanced Otology.

Este fenómeno, conocido como barotrauma del oído, puede resultar en lesiones en el tímpano, con posibilidad de perforación en casos excepcionales.

¿Cuáles son las consecuencias de estornudar fuerte?

Los efectos de un estornudo intenso pueden incluir dolor agudo, pérdida auditiva temporal, zumbido en el oído o incluso secreción de sangre o pus en el oído afectado. Aunque casos extremos son raros, la fuerza generada por un estornudo vigoroso no debe subestimarse.

Por otro lado, aguantar un estornudo tampoco está exento de riesgos. Si bien no es común que rompa el tímpano, la presión del aire generada al hacerlo puede tener consecuencias similares a un estornudo fuerte, causando mareos, dolor en uno o ambos oídos, sensación de taponamiento, pérdida auditiva y hasta hemorragia nasal.

El oído interno, crucial para mantener el equilibrio, puede afectarse temporalmente, provocando una sensación de vértigo tras un estornudo fuerte. Aunque estos síntomas suelen ser temporales, es esencial prestar atención a cualquier señal persistente y buscar atención médica si es necesario.

En caso de experimentar dolor en el oído después de estornudar, se recomienda consultar a un médico. Las opciones de tratamiento pueden incluir el uso de descongestionantes nasales para reducir la presión en el oído medio, gotas para aliviar el dolor, e incluso compresas de calor para reducir la inflamación.

La clave está en estornudar con moderación y prestar atención a las señales que el cuerpo nos envía. La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos advierte sobre los riesgos, recordándonos que cuidar de nuestros oídos es esencial para preservar nuestra salud auditiva.

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