La Entrevista con Luis Martínez

"Es un ambiente muy bonito el de las cabalgatas". 

Una de las tradiciones más arraigadas en el norte de México son las cabalgatas, en las cuales participa un sector importante de la población. Mediante esta actividad, las personas pueden distraerse de las rutinas diarias y estar en contacto directo con la naturaleza. 

Así lo describe Luis Martínez, un cabalgante con muchos años de experiencia en este tipo de eventos, quien desde hace algún tiempo coordina la Cabalgata La Grande, que va desde Piedras Negras hasta San Antonio.

¿Cómo nace el gusto por los caballos y el participar en las cabalgatas?

"Yo tengo desde 1997 cuando inicié en esto de los caballos. Ya estaba grande, tenía como 22 años. Inicié en Estados Unidos, ya que soy de Piedras Negras, pero desde muy chico me fui para allá. Comencé en los caballos junto con mis hermanos y mi papá, participando en diversas cabalgatas.
Posteriormente, conocimos al señor Carlos Cabello, quien era el jefe de la Cabalgata La Grande.
Nos unimos a ellos y empezamos a participar en este pasatiempo.
Ahora, yo soy el encargado de organizar la Cabalgata La Grande. Iniciamos en Estados Unidos con eventos y luego extendimos nuestras participaciones a México, incluyendo Sabinas, Zaragoza y otros estados. En 2014 me convertí en asistente del señor Carlos Cabello, y hace dos años se retiró como jefe, asumiendo yo la responsabilidad de organizar la Cabalgata La Grande. Este es mi segundo año al frente de este evento, que es muy importante para quienes amamos todo lo relacionado con los caballos que lo acompañan.
Es la única que inicia en la guardarraya del puente internacional y cruza hacia San Antonio hasta llegar al rodeo, uno de los eventos más destacados en este ámbito.

¿Realiza todo el recorrido de la cabalgata que tanto trabajo implica la organización?

"En esta cabalgata, yo personalmente monto todo el recorrido. Es una semana, de viernes a viernes. Hay días en los que recorremos 15 millas y en otros hasta 26 millas, cuando son trayectos más largos. 
Ya tenemos un plan de dónde debemos llegar para descansar. Iniciamos a las 08:00 y terminamos antes de que oscurezca, ya que los permisos que tenemos no nos permiten cabalgar de noche.
Por esta razón, aceleramos el recorrido para llegar a tiempo al siguiente campamento ya establecido. Desde septiembre, yo y el equipo que me ayuda comenzamos a planificar la programación y a solicitar los permisos. En octubre, nos reunimos con el rodeo de San Antonio para coordinar los detalles, al igual que con las autoridades de Piedras Negras. Es mucho trabajo durante todo el recorrido, distribuimos comida todos los días, almuerzo, comida y cena para todos los participantes, que son alrededor de 200 a caballo y otros 200 a pie de personas que nos ayudan con el transporte y la organización. Nunca hemos cobrado por la organización del evento.
Contamos con mucho apoyo de la comunidad para que este evento sea de los mejores en su medio y para que la gente siga participando. Queremos que sea un ambiente familiar. Ya son 24 años de realizarse de manera ininterrumpida, excepto cuando tuvimos la pandemia.

¿Qué satisfacción deja el cabalgar?

"Te olvidas un rato de los problemas del trabajo, del tráfico y del estrés familiar. No ganas nada, como decía mi amigo Carlos Cabello, pero haces amistades. 
Conoces a mucha gente de diferentes partes. Han venido personas desde Nueva York, conocimos a unos reporteros que vinieron a Eagle Pass a hacer un reportaje y nos vieron, animándose a realizar el recorrido. He conocido gente de Chicago, entre otros lugares.
Tamnién muchas partes es algo muy especial estar dentro de este ambiente de los caballos, el mirar como va saliendo el sol acompañado de una tasa de café en medio del campo es una grata experiencia que no cambiaría por nada en el mundo y amo aparte". 

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