La Entrevista con Joaquín Ocura
Héctor Guerrero / El Tiempo de Piedras NegrasZapatero solo si te gusta; pero un oficio en extinción.
Es un oficio digno y un trabajo que debe gustarte si quieres hacerlo bien y no defraudar a quienes confían en ti. Ser zapatero te convierte en amigo de todos y te da prestigio, siempre y cuando entregues un buen trabajo, dice Joaquín Ocura.
¿Es difícil aprender este oficio?
“Es como todas las cosas: si te gusta, aprendes. Y si te gusta, desarrollas los conocimientos necesarios. Es un oficio muy noble que te permite vivir bien si tienes tu clientela”.
¿Se está perdiendo este oficio o está en extinción?
“Esta profesión se pasaba tradicionalmente de generación en generación, pero está comenzando a desaparecer. Somos pocos zapateros y los que se fueron no lograron que sus generaciones aprendieran, lo que es complicado de aceptar”.
¿Está bajando la clientela? ¿Qué sucede?
“Bueno, cada vez hay más zapaterías que ofrecen calzado a precios bajos, pero muchos no son de calidad o están hechos con materiales de poca calidad. Entonces, baja el número de clientes que prefieren ir a una zapatería para reparar un calzado o un cinto, o para un trabajo original. Y al reducirse el número de zapateros, hay más trabajo para quienes estamos activos”.
Don Juan tiene su negocio en la calle Jiménez, detrás de la Iglesia de Guadalupe, y es una de las zapaterías más conocidas por la calidad de sus reparaciones.
¿Las nuevas generaciones van a una zapatería para reparaciones?
“Como te decía, ahora los padres compran los zapatos a sus hijos en comercios o tiendas, y los hijos ya no conocen que hay lugares como las zapaterías donde se pueden reparar. Es decir, ahora la gente prefiere comprar calzado nuevo en lugar de mandarlo a reparar”.
¿Cómo llegó a ser reparador de calzado?
“Es una larga historia. Entré a la familia de mi suegro, que era zapatero, y me preguntó si quería trabajar con él. Así que aquí estoy desde hace 13 años reparando calzado. La zapatería estaba antes en la calle Abasolo, y ahora en esta nueva dirección ya son 42 años”.
¿La calidad del material importa?
“Sí, importa. Ahora la mayoría son de cartón o material desechable que no tienen compostura porque el material no es compatible con el pegamento. Este pegamento es buenísimo, pega piel, hule, eva, crepé, polietileno, plástico termofusible, vinil y PVC”.
Don Joaquín saca un bote de pegamento alemán que le cuesta 100 dólares y que es el mejor para la reparación del calzado, pero, ¿cuánto le cobras al cliente?
¿Hay quienes llevan a reparar sus zapatos por aprecio?
“Si te refieres a que es un regalo del papá que ya no está y quieren conservarlos, te diré que sí, hay mucha clientela que nos trae ese tipo de calzados. Es un valor sentimental y, cuando te dicen eso, tomas el trabajo y haces lo mejor que aprendiste para rescatarlos”.
¿Los calzados caros también se reparan?
“Sí, hay botas que cuestan entre 800 y más de 1,000 dólares que se dañan o requieren una suela o un tacón. Entonces, cobras 700 u 800 pesos por la reparación. Pero sí nos llegan ese tipo de reparaciones”.
¿Pocos zapateros y unas generaciones que no saben que hay zapaterías?
“Eso es lo que está acabando con el negocio, pero como te digo, con menos zapateros hay más clientela, aunque no en la cantidad de 10 o 20 años atrás”.
¿Qué otro tipo de reparaciones hacen?
"Con el paso del tiempo aprendes a ser zapatero y el siguiente paso es hacer otro tipo de trabajos como cintos o fundas para navajas o celulares de piel o cuero.
Incluso se hacen por pedido, es decir, son originales".
Mientras platicábamos con don Joaquín, llegó un cliente con un par de zapatos de su padre fallecido que quería reparar y un cinto con una buena hebilla cara, pero el cinto de cartón".
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