La Enfermedad de Coats, un trastorno ocular genético, es una de las principales causas de pérdida de visión en la infancia, especialmente en varones. Aunque es poco frecuente, con aproximadamente 200 casos por millón de habitantes, la enfermedad es notable por su gravedad si no se diagnostica y trata a tiempo.
Denominada así en honor al oftalmólogo escocés George Coats, quien la identificó por primera vez en 1908, esta condición se caracteriza por anomalías en los vasos sanguíneos de la retina, lo que puede llevar al desprendimiento de la retina y, eventualmente, a la ceguera.
El problema es que, debido a su evolución progresiva y la ausencia de síntomas evidentes en las etapas iniciales, muchos casos solo se descubren cuando ya han avanzado considerablemente, dificultando así el tratamiento y empeorando el pronóstico visual.
Entre los síntomas más comunes se encuentra la leucocoria, un reflejo blanco en el ojo visible en fotografías. Otros signos incluyen una significativa pérdida de agudeza visual y estrabismo, donde los ojos no se alinean adecuadamente. Sin embargo, estos síntomas suelen ser sutiles en las primeras etapas, subrayando la importancia de realizar revisiones oftalmológicas regulares durante la infancia.
La Dra. Itzel Ocampo Moreno, especialista en oftalmología del Hospital General de México "Dr. Eduardo Liceaga" (HGMEL), aclara que la enfermedad de Coats es causada por una mutación en el gen NPD en el cromosoma X, que resulta en el desarrollo anormal de los vasos sanguíneos en la retina. Debido a esta mutación genética, la enfermedad no se puede detectar mediante el tamiz oftalmológico neonatal, lo que representa un desafío para su identificación temprana.
El tratamiento para la Enfermedad de Coats se centra en cerrar los vasos sanguíneos anormales usando técnicas como la fotocoagulación con láser o la crioterapia. En casos más avanzados, se utilizan antiangiogénicos, medicamentos que inhiben la formación de nuevos vasos sanguíneos, para intentar preservar la visión. Sin embargo, si el daño es severo, la única opción puede ser la enucleación, que consiste en la extracción del ojo afectado y su reemplazo por una prótesis ocular.
El Hospital General de México "Dr. Eduardo Liceaga" brinda atención integral y gratuita a los pacientes con esta enfermedad, que incluye tratamientos y rehabilitación visual. También proporciona prótesis oculares para aquellos que han perdido un ojo debido a la patología. Esta atención es esencial, ya que muchos pacientes llegan en etapas avanzadas de la enfermedad, con complicaciones como el desprendimiento de retina o el glaucoma neovascular, que pueden resultar en un "ojo ciego doloroso", una etapa final que causa dolor intenso y daño visual irreversible.