El vapeo eleva la exposición tóxica al plomo y al uranio entre adolescentes

El vapeo eleva la exposición tóxica al plomo y al uranio entre adolescentes
AGENCIAS / EL TIEMPO

A pesar de que el vapeo es percibido como menos dañino que el tabaco tradicional, cada vez más estudios refuerzan la evidencia de que vapear es igual de perjudicial para la salud. Los neumólogos lo tienen claro: ni cigarrillo tradicional ni electrónico. Ambos son tóxicos. Pero la realidad es que el vapeo ya es más común que fumar cigarrillos entre los jóvenes, según un nuevo informe coordinado por la Universidad de Glasgow y encargado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ahora, una nueva investigación, publicada en la revista Tobacco Control, advierte de que el vapeo frecuente entre adolescentes puede aumentar el riesgo de exposición al plomo y al uranio, lo que podría dañar el desarrollo del cerebro y los órganos.

 

Los investigadores consideran que estos hallazgos subrayan la necesidad de implementar regulaciones y esfuerzos de prevención dirigidos a los adolescentes.

Se han identificado ciertos metales en los aerosoles y líquidos de los cigarrillos electrónicos. Su absorción es especialmente dañina durante los períodos de desarrollo, alertan los investigadores, basándose en investigaciones que muestran que niveles elevados de exposición están relacionados con deterioro cognitivo, alteraciones del comportamiento, complicaciones respiratorias, cáncer y enfermedades cardiovasculares en los niños. Los investigadores querían descubrir si los niveles de metales potencialmente tóxicos podrían estar asociados con la frecuencia de vapeo y si el sabor podía influir.

Para ello, se basaron en las respuestas a la quinta ola, representativa a nivel nacional (diciembre de 2018 a noviembre de 2019) del estudio juvenil PATH, en el que participaron 1.607 adolescentes de entre 13 y 17 años. Después de las exclusiones, se incluyeron 200 vapeadores en el análisis final.

Se analizaron sus muestras de orina para detectar la presencia de cadmio, plomo y uranio, y la frecuencia de vapeo se designó como ocasional (1 a 5 días/mes), intermitente (6 a 19 días) y frecuente (más de 20 días).

Los sabores de vapeo se agruparon en cuatro categorías excluyentes: mentol o menta; fruta; dulces, como chocolate o postres; y otros, como tabaco, clavo o especias, y bebidas alcohólicas o no alcohólicas.

Entre los 200 vapeadores exclusivos (63% mujeres), 65 reportaron uso ocasional, 45 intermitente y 81 uso frecuente; Faltaba información sobre la frecuencia de vapeo para 9. El número promedio de inhalaciones recientes por día aumentó junto con la frecuencia de vapeo: ocasional = 0,9 inhalaciones; intermitente = 7,9 inhalaciones; frecuente = 27 inhalaciones.

En los 30 días anteriores, 1 de cada 3 vapeadores (33%) dijo que usaba sabores mentol/menta; la mitad (50%) prefirió los sabores de frutas; poco más del 15% optó por sabores dulces; y el 2% utilizó otros sabores.

El análisis de las muestras de orina reveló que los niveles de plomo eran un 40% más altos entre los vapeadores intermitentes y un 30% más altos entre los vapeadores frecuentes que entre los vapeadores ocasionales. Los niveles de uranio en orina también fueron dos veces más altos entre los vapeadores frecuentes que entre los vapeadores ocasionales.

La comparación por tipos de sabores indicó niveles de uranio un 90% más altos entre los vapeadores que preferían los sabores dulces que entre los que optaban por mentol/menta. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en los niveles de cadmio en orina por la frecuencia de vapeo o los tipos de sabor.

Los investigadores reconocen que se trata de un estudio observacional y, como tal, no se pueden sacar conclusiones definitivas sobre los niveles de metales tóxicos y la frecuencia/sabores del vapeo. También advierten que los niveles de metales tóxicos en los vaporizadores variarán según la marca y el tipo de vaporizador utilizado ( tanque, cápsula, mod).

Aunque los niveles urinarios indican una exposición crónica, se evaluaron solo en un momento determinado, además de que la presencia de uranio en la orina puede ser atribuible a diversas fuentes, incluida la exposición ambiental a depósitos naturales, actividades industriales y la ingesta dietética, añaden.

Más uranio en los de sabor dulce

«Aun así, se sabe que estos compuestos causan daño a los humanos. De particular preocupación fueron los mayores niveles de uranio encontrados en la categoría de sabor dulce«, añaden. Los investigadores señalan en concreto a los productos de cigarrillos electrónicos con sabor a caramelo que »constituyen una proporción sustancial de los vapeadores adolescentes, y el sabor dulce de los cigarrillos electrónicos puede suavizar los efectos molestos de la nicotina y mejorar sus efectos reforzadores, lo que resulta en una mayor reactividad cerebral«.

«El uso de cigarrillos electrónicos durante la adolescencia puede aumentar la probabilidad de exposición al metal, lo que podría afectar negativamente al desarrollo del cerebro y los órganos. Estos hallazgos exigen más investigación, regulación del vapeo e intervenciones de salud pública específicas para mitigar los daños potenciales del uso de cigarrillos electrónicos, particularmente entre los adolescentes«, concluyen.

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