El Mallorca volvió a ser la Kryptonita del Girona, al que ya eliminó del torneo del K.O. y dio un paso de gigante hacia la permanencia en Primera división con sus ocho puntos de ventaja tras ganar ante su gente en Son Moix. El equipo de Míchel perdió en Palma una oportunidad de oro de reengancharse a la pelea por el título y deja su segunda posición en el aire a la espera de lo que haga el Barça en Bilbao.
Desde el minuto 1 el conjunto bermellón reflejó las palabras de Aguire en rueda de prensa sobre el verde. "No estamos para tirar cohetes en Liga", dijo el mexicano, con el firme objetivo de que la euforia por la final copera no se apoderase de los suyos. Y la realidad es que, con un Son Moix entregado, los locales repitieron la fórmula copera de los cuartos de final.
La doble punta Larin-Muriqi y los 'secundarios' habituales maniataron a un Girona que no era capaz de sacar la pelota con claridad y, para colmo, cuando asomaba por el área rival se topaba con un auténtico muro. De esta forma, y con un nivel de intensidad casi impropio tras la paliza del martes en Anoeta, el Mallorca asestó el primer golpe. Antes de la media hora ya había avisado dos veces por medio de Muriqi y de Dani Rodríguez, éste último con un centro cerrado que tuvo que despejar Gazzaniga antes de que lo escupiese el travesaño
El 1-0 fue obra de Copete a la salida de un córner que, tras un despeje y otro rechace, se encargó de transformar en un cañonazo a bocajarro que reventó la red rival. Se revisó en el VAR una posible mano de Larin, pero acabó dándose por válido para alegría de la parroquia local.
Ya en la segunda parte, el Girona apretó algo más el acelerador, consciente de que al menos necesitaba subir la aguja del velocímetro si quería sacar algo valioso de Palma. Mejoró la cara el conjunto catalán, como ya hiciese en el citado duelo copero, pero la defensa mallorquinista estuvo excelsa en todos sus rincones y en cada balón dividido.
Un quiero y no puedo
La más clara de los visitantes la tuvieron entre Portu, que no definió ante Rajkovic cuando tocaba, y Savinho, en el rechace de la misma jugada, que se topó con un excelso Copete casi en la línea de gol. Una jugada que reflejó a las mil maravillas lo que fue el partido de los chicos de Míchel: llegada, llegada, centro, centro... pero siempre a un pasito de crear peligro real.
Los de Aguire estaban en su salsa dejándose hasta la última gota de sudor, juntitos cual formación guerra y empujados por su gente cuando apenas les quedaba oxígeno. Rajkovic sacó una gran mano a Yan Couto ya en el añadido y confirmó una victoria 'made in Mallorca'. Tres puntos que son un paso de gigante hacia la salvación y que vuelve a amargar al Girona, que podría ver peligrada la segunda plaza tras su tercera derrota seguida lejos de Montilivi.
