El estudio publicado en Cell por el equipo de la Universidad de Toronto arroja nueva luz sobre cómo el estrés altera la formación de recuerdos, particularmente aquellos relacionados con eventos de miedo.
En ratones, el estrés provoca la formación de grandes agrupaciones de neuronas en el cerebro, lo que interfiere en la capacidad para distinguir entre situaciones inocuas y amenazantes. Este mecanismo podría explicar por qué las personas estresadas a menudo perciben situaciones seguras como amenazas.
Los investigadores se centraron en la amígdala, una región cerebral clave para el procesamiento del estrés y las emociones. Realizaron un experimento en ratones donde indujeron estrés mediante la administración de corticosterona o confinándolos en un espacio pequeño, y luego les presentaron sonidos neutros y luego una descarga eléctrica. Los ratones estresados no pudieron diferenciar entre el sonido neutral y el sonido asociado con el miedo, lo que sugiere que el estrés afecta su capacidad para formar recuerdos precisos.
Los investigadores observaron que en condiciones normales, los ratones formaban "engramas" pequeños, grupos de neuronas asociadas con recuerdos específicos. Sin embargo, los ratones estresados formaron engramas mucho más grandes, lo que hacía que respondieran a ambos sonidos (neutral y de miedo) de manera similar. Este cambio en la actividad neuronal se debió a la inhibición de la liberación del neurotransmisor GABA, una sustancia que regula la actividad neuronal en la amígdala. Bajo estrés, la acción de los endocannabinoides bloquea la liberación de GABA, permitiendo la activación de más neuronas y formando engramas más grandes.
El estudio también mostró que este efecto del estrés en la memoria podría revertirse mediante el uso de dos medicamentos que bloquean los receptores de glucocorticoides o la producción de endocannabinoides. Aunque estos medicamentos fueron efectivos para restaurar la formación normal de recuerdos en ratones, los investigadores señalaron que solo funcionan cuando se administran durante la formación del recuerdo y podrían tener efectos secundarios, lo que limita su aplicación en humanos.
Este hallazgo ofrece una posible vía terapéutica para trastornos relacionados con el estrés, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y la ansiedad generalizada, sugiriendo que intervenciones para modificar los engramas después de su formación podrían ser una estrategia prometedora para mitigar los efectos del estrés en la memoria.