El fútbol alemán se encuentra de luto tras la repentina muerte de Andreas Brehme, el legendario futbolista que marcó con un penal el gol de la victoria contra Argentina en la final del Mundial de 1990 en Italia.
Brehme, quien falleció a los 63 años en Múnich, dejó una huella imborrable en la historia del fútbol germano.
El Bayern de Múnich, su antiguo club, confirmó la triste noticia, expresando profunda consternación por la partida de Brehme. El futbolista se ganó un lugar en el corazón de los aficionados como campeón del mundo y como una persona muy especial, según declaraciones del club.
El Mundial de 1990, donde Brehme anotó el único gol en la final contra Argentina, marcó un hito en la historia del fútbol alemán. Su legado se une al de otras leyendas como Gerd Müller en 1974 y Mario Götze en 2014, quienes también dejaron su marca en finales mundialistas.
El gol de Brehme en la final contra Argentina no solo aseguró el título para Alemania, sino que también representó el último triunfo de la República Federal Alemana antes de la reunificación del país.
Su carrera como lateral izquierdo lo llevó a anotar ocho goles en 86 partidos internacionales con la Mannschaft, destacándose por su proyección ofensiva y precisión en los tiros libres.
Además de su paso por el Bayern de Múnich, Brehme dejó su huella en el Inter de Milán, donde ganó la Serie A en 1989 y la Copa de la UEFA en 1991. Otro de sus destinos fue el Real Zaragoza en España, aunque su regreso a Alemania marcó el cierre de su carrera como futbolista.
Tras retirarse, Brehme incursionó brevemente como entrenador en equipos como el Kaiserslautern y el Unterhaching, dejando un legado duradero en el fútbol alemán.
Su muerte, poco después del fallecimiento de Franz Beckenbauer en enero, ha sumido al fútbol alemán en un profundo duelo, recordando con cariño a los héroes del Mundial de 1990.
"Andreas Brehme fue nuestro héroe mundialista, pero para mí fue mucho más: un amigo cercano y un compañero extraordinario", expresó Rudi Völler, otro campeón de aquel torneo. Con su partida, el fútbol alemán despide a uno de sus más grandes exponentes, cuyo legado perdurará por generaciones.
