A diferencia de meses anteriores, donde había varados migrantes de distintas nacionalidades en la ciudad, como venezolanos que argumentaban huir de la pobreza y la dictadura en su país, así como colombianos y personas de países centroamericanos, en la actualidad se observa una realidad muy diferente con una marcada disminución de estos grupos civiles.
En la actualidad, los albergues de la ciudad atienden principalmente a hondureños y mexicanos que buscan alcanzar el sueño americano. José Hermelo Castillón, Secretario del Ayuntamiento, detalló que el número de migrantes en estos albergues ha disminuido considerablemente, con menos de 300 personas en comparación con periodos anteriores.
Demandadas. La ciudad cuenta con al menos seis casas de acogida, siendo las más demandadas el Ejército de Salvación, la Casa Frontera Digna y la iglesia bautista del centro. Castillón resaltó los operativos conjuntos entre las autoridades locales y federales para mantener estas cifras bajo control. Se enfatizó en tomar acciones para evitar que las plazas públicas se conviertan en campamentos, como ocurre en otras fronteras. Esta contención ha permitido que estos espacios se mantengan libres para el esparcimiento de los ciudadanos, como fueron concebidos originalmente. Incluso durante la crisis migratoria más intensa, este problema no se presentó, ya que la mayoría de los migrantes pasaban solo unas pocas horas en la ciudad antes de continuar su viaje hacia Estados Unidos. La coordinación entre las autoridades locales y federales ha sido fundamental para mantener la situación bajo control y evitar que las plazas públicas se conviertan en campamentos improvisados. A medida que la ciudad continúa adaptándose a esta nueva realidad migratoria, es importante seguir monitoreando.
