Un estudio reciente sugiere que programar la vacuna de refuerzo contra el COVID-19 en función de los picos de transmisión en una zona podría aumentar significativamente su efectividad. Los investigadores encontraron que recibir un refuerzo durante un periodo de alta transmisión de COVID-19 puede mejorar la protección hasta cuatro veces en comparación con recibirlo cuando la propagación del virus es baja.
El estudio, publicado en Clinical Infectious Diseases, señala que las personas que se vacunan entre septiembre y octubre pueden obtener entre tres y cuatro veces más protección contra la infección, en comparación con quienes reciben el refuerzo más tarde en el año. En el caso específico de Nueva York, los resultados muestran que la protección máxima se alcanza si la dosis de refuerzo se administra alrededor del 15 de septiembre, mientras que esperar hasta enero reduce la eficacia en 3,6 veces.
Los investigadores sugieren que la vacunación debe preceder los picos de COVID-19 por casi tres meses para maximizar la protección, justo antes de que el virus comience a propagarse intensamente. Además, el estudio menciona que retrasar la dosis de refuerzo podría ser beneficioso para personas que hayan tenido una infección postvacunación, especialmente si ocurre durante la temporada alta de resfriados y gripe.
Estos hallazgos son particularmente relevantes para personas con un riesgo elevado de COVID grave, como los ancianos o aquellos con sistemas inmunitarios comprometidos, quienes podrían beneficiarse de la programación estratégica de sus vacunas de refuerzo.