El colesterol, una sustancia grasa esencial para el funcionamiento celular, puede convertirse en un problema de salud cuando sus niveles en la sangre son elevados. Aunque el hígado produce la cantidad necesaria para el cuerpo, el exceso proveniente de una dieta rica en grasas saturadas puede desencadenar complicaciones graves.
Según los expertos, mantener niveles de colesterol por debajo de 200 mg/dl es crucial para una salud cardiovascular óptima.
Entre 200 mg/dl y 239 mg/dl, se considera elevado y se recomienda tomar medidas para reducirlo. Por encima de 240 mg/dl, el riesgo aumenta significativamente.
La acumulación de colesterol en las arterias, conocida como ateroesclerosis, es una de las principales preocupaciones. Esta condición, silenciosa en sus etapas iniciales, puede conducir a complicaciones graves como ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.
Es importante destacar que el colesterol alto generalmente no presenta síntomas, por lo que un análisis de sangre es la única forma de detectarlo. Además, existen varios factores de riesgo que pueden contribuir a su desarrollo, como una mala alimentación, obesidad, falta de ejercicio, tabaquismo, edad avanzada y diabetes.
Una dieta rica en grasas saturadas, presentes en alimentos como lácteos enteros, carne roja y aceites tropicales, es una de las principales causas de colesterol elevado. La obesidad y la falta de ejercicio también aumentan el riesgo, al igual que el hábito de fumar, que daña las paredes de los vasos sanguíneos.
Sin embargo, no todo está perdido. Adoptar un estilo de vida saludable puede ayudar a prevenir y controlar el colesterol alto. Seguir una dieta equilibrada, rica en frutas, verduras, granos enteros y grasas saludables, junto con la práctica regular de ejercicio físico, son pasos clave.
Además, para aquellos con niveles de colesterol persistentemente altos, los medicamentos pueden ser una opción. Sin embargo, siempre se debe consultar a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier tratamiento.
