El dengue no es una enfermedad nueva, se tienen registros de su presencia desde el año 265 D.C., en China, donde se le conocía como la “enfermedad rompehuesos” debido a la intensidad de sus síntomas. En América, el dengue se conoció a fines del siglo XVIII. La primera epidemia reportada en el continente ocurrió en Filadelfia, Estados Unidos, en 1780.
El dengue es una enfermedad que se puede prevenir si se evita la proliferación del vector que la transmite a los humanos; un mosquito, pero, ¿qué mosquito está propagando el dengue?
El principal vector de esta enfermedad es el Aedes aegypti, un pequeño pero peligroso insecto que se reproduce en recipientes con agua estancada. La transmisión del virus se produce exclusivamente a través de la picadura de mosquitos infectados, y no por contacto directo entre personas o por objetos contaminados.
Contrario a la creencia popular, el Aedes aegypti no elige hábitats naturales como charcos o ríos para depositar sus huevos.
Este mosquito "hogareño" prefiere criarse en entornos urbanos, frecuentando recipientes artificiales como neumáticos viejos, cubetas, y floreros donde pueda acumularse agua estancada. Esta adaptabilidad lo convierte en un intruso tanto dentro como fuera de nuestros hogares.
El mosquito Aedes aegypti es un insecto relativamente pequeño, de cuerpo oscuro (negro) con rayas blancas en las patas y un patrón en forma de lira en la parte superior del tórax y el abdomen. Mide aproximadamente entre 5 y 10 milímetros de largo.
Además del dengue, este mosquito puede transmitir otras enfermedades virales como el Zika y el chikungunya, dependiendo de la región geográfica y la presencia de los virus.
Los hábitos de picadura del Aedes aegypti suelen ser más activos durante las primeras horas de la mañana y al atardecer. Sin embargo, no todos los mosquitos de esta especie son portadores del virus del dengue, y existen cuatro serotipos distintos del virus, siendo los serotipos DEN 1, 2 y 3 los más comunes en circulación.
Los síntomas del dengue pueden variar desde leves hasta graves e incluyen fiebre alta, dolores musculares y articulares, náuseas, fatiga, sangrado de nariz y encías, y erupciones cutáneas. En casos extremos, puede resultar fatal. Por ello, es fundamental no subestimar cualquier síntoma y buscar atención médica inmediata.
Para prevenir la propagación del dengue, se recomienda eliminar cualquier recipiente que pueda acumular agua estancada, usar repelente de insectos, y utilizar mosquiteros en ventanas y puertas. La lucha contra el Aedes aegypti es una responsabilidad compartida entre los ciudadanos y las autoridades sanitarias, y la prevención es la clave para frenar su avance.
