Uso de antiandrógenos en el síndrome de ovario poliquístico

Uso de antiandrógenos en el síndrome de ovario poliquístico
AGENCIAS / EL TIEMPO

Bajo el título Eficacia y seguridad de los antiandrógenos en el tratamiento del síndrome de ovario poliquístico: revisión sistemática y metanálisis de ensayos controlados aleatorios, la revista The Lancet  ha publicado un largo estudio en el que se analiza el papel de estos fármacos a la hora de mejorar los síntomas relacionados con el hiperandrogenismo.

El síndrome de ovario poliquístico es el trastorno endocrinológico más frecuente en mujeres en edad reproductiva, con una prevalencia del 8 al 13 %. Según los criterios y el consenso de Rotterdam, el síndrome de ovario poliquístico se diagnostica en base a la presencia de dos de tres características: hiperandrogenismo clínico o bioquímico, irregularidades menstruales (oligo o anovulación) y la detección de morfología de ovario poliquístico en la ecografía, tras la exclusión de otras causas.

La Sociedad de Exceso de Andrógenos-SOP y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH) por otro lado, señalan que el síndrome de ovario poliquístico debe definirse por la presencia de hiperandrogenismo, disfunción ovárica y la exclusión de otros trastornos relacionados. Si bien AE-PCOS y NIH están de acuerdo en gran medida con los criterios de diagnóstico descritos en Rotterdam, el hiperandrogenismo se considera un componente fundamental en la fisiopatología del síndrome de ovario poliquístico.

Las características metabólicas, como el aumento de la prevalencia de obesidad, diabetes de tipo 2 y enfermedades cardiovasculares, y psicológicas como la depresión, trastornos alimentarios, angustia por la imagen corporal y reducción de la calidad de vida están asociadas con el síndrome de ovario poliquístico. También debe tenerse en cuenta el ciclo reproductivo: menstruaciones irregulares, infertilidad y complicaciones del embarazo. 

Generalmente se recomiendan modificaciones del estilo de vida como la opción de tratamiento de primera línea para el síndrome de ovario poliquístico. Sin embargo, en algunas circunstancias en las que el control del estilo de vida no tiene éxito, los agentes farmacológicos que incluyen la píldora anticonceptiva oral combinada, los agentes contra la obesidad, la metformina y los medicamentos antiandrógenos podrían emplearse para el control clínico.

La píldora anticonceptiva oral combinada a menudo se prescribe para mujeres adultas con síndrome de ovario poliquístico para el manejo de menstruaciones irregulares e hiperandrogenismo clínico. Del mismo modo, la píldora anticonceptiva oral combinada se recomienda para niñas adolescentes diagnosticadas con síndrome de ovario poliquístico y aquellas que pueden tener un riesgo de padecerlo. La metformina se ha utilizado para la inducción de la ovulación, la promoción de la pérdida y/o el mantenimiento del peso y la reducción de las complicaciones del embarazo.

Los antiandrógenos pueden tener posibles beneficios sobre el hiperandrogenismo clínico, principalmente sobre el hirsutismo. Sin embargo, la evidencia que respalda su uso sigue siendo limitada. Para aclarar la seguridad y eficacia de estos fármacos en el tratamiento del síndrome del ovario poliquístico investigadores australianos han llevado a cabo un metanálisis de ensayos controlados aleatorizados.

Se realizó una búsqueda sistemática en MEDLINE, Embase, PsycInfo, All EBM reviews y CINAHL hasta el 28 de junio de 2023 de ensayos controlados aleatorios que examinaron el uso de antiandrógenos orales, solos o en combinación con metformina, píldoras anticonceptivas orales combinadas, estilo de vida u otras intervenciones, en mujeres de cualquier edad, con síndrome de ovario poliquístico diagnosticado. Los investigadores examinaron 1.312 títulos y resúmenes y 432 textos completos, identificándose finalmente 48 artículos.

Basándose en los resultados, según las recomendaciones de las guías, los antiandrógenos deberían usarse en circunstancias en las que las píldoras anticonceptivas orales combinadas estén contraindicadas, mal toleradas o han sido ineficaces durante un período mínimo de 6 meses. Esta recomendación general se basa en la mejor evidencia disponible, que sigue siendo limitada debido a la gran heterogeneidad; por lo tanto, la aplicación debe incorporar el juicio clínico, los factores contextuales y las características y preferencias individuales. 

“Si bien los tipos y dosis óptimos de antiandrógenos en el síndrome de ovario poliquístico no pueden determinarse a partir de la evidencia disponible, los datos de la población general sugieren que 25 a 100 mg diarios de espironolactona parecen ser seguros. Estas recomendaciones se basan en la mejor evidencia disponible, esto es en gran parte de certeza baja y las diferencias en la eficacia y los efectos secundarios de los diferentes antiandrógenos y su efectividad en varias características del síndrome de ovario poliquístico, edades y características antropométricas no pudieron determinarse con precisión”, matizan los investigadores. Por ello recomiendan más estudios de alta calidad en esta área.

En este estudio dirigido por Monash University, Australia también han participado sociedades asociadas, incluida la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva, la Sociedad Endocrina, la Sociedad Europea de Endocrinología y la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología.

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