La diabetes es un espectro que abarca a millones de personas, y aunque los síntomas más conocidos son la sed intensa y la frecuencia urinaria, existe un síntoma sigiloso que podría revelar mucho sobre la salud de una persona: la fatiga o debilidad que se siente después de comer.
Si bien puede ser fácil atribuir ese cansancio post-comida a la rutina diaria o a las actividades, un grupo de expertos médicos advierte que podría ser un signo temprano de diabetes tipo 2.
La diabetes tipo 2, caracterizada por niveles elevados de azúcar en sangre debido a la resistencia a la insulina, puede permanecer sin diagnosticar durante años, aumentando el riesgo de complicaciones a largo plazo.
Según Wayne UNCH Health Care, la fatiga después de comer puede deberse a que los riñones están trabajando arduamente para eliminar el exceso de azúcar que no puede ingresar a las células para su conversión en energía. Esto, a su vez, puede resultar en una sensación de debilidad y fatiga.
Expertos médicos de diabetes.co.uk, un sitio especializado en información sobre diabetes, señalan que sentirse cansado después de las comidas podría ser una señal de un desequilibrio entre los niveles de glucosa en sangre y la efectividad de la insulina circulante.
Recomiendan medir los niveles de glucosa en sangre para descartar o confirmar si los altibajos en los niveles de azúcar podrían estar detrás de esta fatiga.
Aunque la fatiga después de comer puede tener otras causas, como el ritmo de vida, el estrés o las elecciones dietéticas, es crucial no ignorarla, especialmente si persiste de manera recurrente.
El Servicio Nacional de Salud (NHS) advierte que muchas personas con diabetes tipo 2 pueden pasar años sin un diagnóstico debido a la naturaleza "general" de los primeros síntomas o, en ocasiones, la falta de síntomas evidentes.
Si bien la fatiga post-comida podría ser un indicador de diabetes tipo 2, es importante no entrar en pánico. Consultar a un médico de atención primaria es el paso más prudente. La detección temprana de la diabetes es crucial para gestionarla de manera efectiva y prevenir complicaciones graves a largo plazo, como problemas cardíacos, daño renal y neuropatía.
