No era nada fácil para Stefanos Tsitsipas superar el escollo de Andy Murray en Wimbledon, por mucho que el escocés esté ahora lejos de aquel tenista impresionante que fue dos veces campeón del torneo (2013 y 2016).
La presión del público de una Central que no había pisado en sus cinco anteriores participaciones, unida a la de vencer a una leyenda del deporte de la raqueta en su terreno, es sobrecogedora para él.
Pero el griego, que había sufrido mucho para vencer en primera ronda a otro extraordinario tenista en horas bajas, el ganador del US Open 2020, Dominic Thiem, se sobrepuso a todo eso y acabó con las ilusiones de los aficionados locales al frenar la remontada del ídolo (7-6 (3), 6-7 (2), 4-6, 7-6 (3) y 6-4 en 4h40). En un partido que había sido aplazado el jueves por la regla de las 23:00, que no permite que haya partidos en el torneo después de esa hora.
El cambio de circunstancias de un día para otro, de jugar a cubierto, con mucho ruido ambiental, a hacerlo al aire libre en condiciones más rápidas, pudo afectar negativamente a un Murray que había encimado a Tsitsipas e iba en progresión ascendente, con un set de ventaja tras haber iniciado el encuentro por debajo en el marcador.
También es cierto que había sufrido un pinchazo en el muslo izquierdo justo antes de que fuese interrumpido el duelo. El caso es que, aunque estuvo a dos juegos de ganar en la cuarta manga, no pudo contener el deseo de Stefanos (90 golpes ganadores, 17 de saque directo), que se enfrentará en la tercera ronda al serbio Laslo Djere.
