Tres claves de la primera encuesta sobre calidad del sueño en América Latina

Tres claves de la primera encuesta sobre calidad del sueño en América Latina
AGENCIAS / EL TIEMPO

Dormir mal daña la salud. La alteración del sueño, ya sea por su falta o por interrupciones durante la noche, no solo provoca somnolencia, cansancio, fatiga y problemas de concentración durante el día, sino que también puede generar y/o agravar condiciones de salud preexistentes.

El buen descanso nocturno es indispensable para la prevención y el control de diversas patologías. Las investigaciones evidencian que la carencia crónica de un sueño reparador genera riesgos significativos para el buen funcionamiento de todos los sistemas del organismo y para el bienestar personal.

La importancia de dormir la cantidad de horas recomendadas —idealmente entre 7 a 9 horas al día para adultos— radica en sus efectos restauradores en funciones corporales vitales. El efecto negativo del descanso insuficiente incluye un impacto adverso sobre el sistema cardiovascular, contribuyendo al desarrollo de obesidad y diabetes tipo 2, disminuye la respuesta inmune, comprometiendo además las habilidades cognitivas.

Durante dos meses, Infobae compartió con sus lectores de Iberoamérica —junto con la Fundación Argentina del Sueño (FAS) y la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR)— una serie de notas sobre las apneas del sueño. Esos textos, que fueron publicados entre el 17 de marzo y el 8 de mayo, estuvieron acompañados de un cuestionario médico con el objetivo de identificar el estatus de sueño de la población de la región.

El objetivo principal de esta primera encuesta sobre riesgo de padecer apneas durante el sueño en América Latina presentada junto a Infobae fue darle mayor visibilidad a los trastornos respiratorios durante el sueño, ya que a pesar de ser una enfermedades prevalentes, el nivel de alerta que existe sobre ellas, tanto la sociedad en general como en la comunidad médica, hace que más del 80% de las personas que la padecen no estén diagnosticadas.

Para indagar y obtener una primera radiografía de cuál es el riesgo de sufrir apneas del sueño, pusimos a disposición de los lectores el Cuestionario STOP-Bang (S: ronquidos, T: cansancio, O: apnea observada, P: presión arterial alta, B: IMC, a: edad, n: circunferencia del cuello, g: género).

De la iniciativa participaron más de 7.000 lectores de América Latina y luego de analizar exhaustivamente los resultados sobre 5.968 personas, presentamos las conclusiones del relevamiento en el último Congreso Mundial del Sueño que se realizó en octubre en Río de Janeiro, Brasil. El congreso reunió a los máximos referentes de la especialidad provenientes de 73 países.

La cifra más contundente que observamos fue que el 45% de los participantes mostraron indicadores asociados a un riesgo moderado a alto de padecer apneas.

Esto es lo que muestran los datos: muchas personas tienen apneas durante el sueño pero el trastorno suele pasar inadvertido. Esta situación se refleja en la evidencia científica, diversos estudios dan cuenta de que hasta el 80% de los pacientes con apnea de sueño no son diagnosticados en forma oportuna.

Entre los trastornos asociados al sueño que impiden el buen descanso, la apnea del sueño es uno de los más destacados. Entre otras causas, las apneas son resultado de la pérdida de fuerza de los músculos que sostienen a la lengua, la campanilla y otros tejidos de la faringe, generando una pausa en la respiración durante las horas de sueño, que por definición pueden durar10 segundos o más.

Las pausas pueden extenderse por unos pocos segundos y, en casos graves, prolongarse por más de un minuto. Cuando estas pausas se repiten más de 15 veces por hora de sueño, estamos frente a una forma moderada a severa de apnea del sueño. En ocasiones, en las formas más graves de la enfermedad, pueden repetirse hasta 60 veces o más por hora de sueño.

Este proceso tiene un efecto muy negativo tanto en la continuidad del descanso como en algunas variables fisiológicas: se alteran los niveles de oxígeno en el torrente sanguíneo, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y, eventualmente, en los casos más severos, se registra un aumento de los niveles de anhídrido carbónico en la sangre.

A su vez, como cada pausa respiratoria termina con un breve pero reiterado despertar del cerebro, el sueño se ve interrumpido y es de menor calidad. La apnea obstructiva de sueño es una afección muy frecuente que no suele detectarse en la mayoría de los casos, ya que ocurre mientras las personas duermen. Por eso, los convivientes o quienes comparten el dormitorio con ellos o ellas, son los primeros en ver las señales.

Los pacientes que padecen apneas durante el sueño se caracterizan por presentar de ronquido habitual de alto tono. Se define como ronquido habitual al que aparece tres veces por semana o más. El ronquido irregular, acompañado por un silencio entre ronquido y ronquido, es un primer indicador de un trastorno de la respiración durante el sueño.

Los principales factores de riesgo de la apnea obstructiva del sueño están relacionados con la edad, el sexo, el peso corporal y ciertas características anatómicas del área de la cabeza y el cuello.

La apnea durante el sueño es una enfermedad prevalente en varones de mediana edad y en personas con obesidad. Sin embargo, es una afección que aparece cada vez con mayor frecuencia en las mujeres luego del climaterio, ya que existen distintos mecanismos hormonales que favorecen su aparición.

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