La esperanza de devolver el habla a aquellos que lo perdieron se ha vuelto más palpable gracias a los logros recientes en el campo de los implantes cerebrales. Dos experiencias revolucionarias, dadas a conocer en la prestigiosa revista Nature este miércoles, subrayan el potencial transformador de esta tecnología.
Pat Bennet, de 68 años, solía ser una ejecutiva dinámica con un estilo de vida activo y saludable. Sin embargo, hace una década, su vida dio un giro dramático cuando le diagnosticaron la enfermedad de Charcot, una afección neurodegenerativa que gradualmente arrebata la capacidad de movimiento al paciente, culminando en una parálisis total.
En su caso, la enfermedad comenzó con dificultades para la expresión y terminó en la pérdida completa del habla.
El Departamento de Neurocirugía de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, tomó la iniciativa en marzo de 2022 al insertar cuatro diminutos chips con 64 microelectrodos cada uno en el cerebro de Pat Bennet.
Estos microchips, fabricados con silicona, se sumergieron 1.5 milímetros en la corteza cerebral y comenzaron a registrar las señales eléctricas generadas por las áreas cerebrales relacionadas con el lenguaje.
Estas señales, después de ser transmitidas fuera del cerebro por medio de un conjunto de cables, fueron analizadas por un algoritmo que, en los últimos cuatro meses, ha aprendido a interpretar su significado.
El algoritmo traduce las señales en fonemas, lo que le permite formar palabras con la asistencia de un modelo de lenguaje. Frank Willett, profesor en Stanford y coautor del estudio, expresó en una rueda de prensa que "ahora podemos concebir un futuro en el que sea viable restablecer una conversación fluida en personas que sufren de parálisis del lenguaje".
El resultado de este avance tecnológico es evidente: Pat Bennet puede comunicarse nuevamente a través de una pantalla a una velocidad de más de 60 palabras por minuto.
Aunque esta tasa de habla es menor que las 150 a 200 palabras por minuto de una persona promedio, representa un logro tres veces superior al conseguido por personas con parálisis del lenguaje en una experiencia científica similar realizada en 2021 por el mismo laboratorio. Además, el porcentaje de error en su vocabulario de 50 palabras ha disminuido del 20% al 10%.
El segundo avance, también documentado en Nature, fue liderado por el equipo dirigido por Edward Chang en la Universidad de California. Su enfoque involucra una matriz de electrodos implantados en la corteza cerebral, con resultados comparables al estudio de Stanford, generando un promedio de 78 palabras por minuto.
Este avance tuvo un impacto significativo en la vida de una paciente que había quedado parapléjica debido a una hemorragia cerebral. Antes de la intervención, su capacidad de habla se limitaba a 14 palabras por minuto, con la ayuda de una técnica que seguía los movimientos de su cabeza.
Lo distintivo de la tecnología desarrollada por el equipo de Chang es que no solo analiza las señales eléctricas asociadas con el lenguaje, sino también los movimientos de labios, lengua y otros músculos faciales involucrados en la producción de sonidos.
El profesor Chang destaca que han estado investigando las redes eléctricas que guían los movimientos de los labios, la mandíbula y la lengua durante cinco o seis años, permitiéndoles producir los sonidos específicos de las consonantes, vocales y palabras.
Además, el dispositivo no solo convierte las señales en texto en una pantalla, sino que también utiliza una voz artificial y un avatar que refleja las expresiones faciales del paciente al comunicarse.
El equipo de la Universidad de California aspira a desarrollar una versión inalámbrica de esta tecnología en el futuro, lo que tendría "impactos profundos en la independencia y las interacciones sociales" de los pacientes, según David Moses, coautor del estudio y profesor de neurocirugía en la Universidad de San Francisco.
Estos avances no solo abren nuevas posibilidades para aquellos que han perdido el habla, sino que también plantean cuestiones éticas y sociales sobre la integración de estas tecnologías en la sociedad moderna.
