Hace un siglo, los pediatras empezaron a prescribir a los niños con convulsiones intratables la dieta cetogénica ("dieta keto"), que también utilizaban para tratar la diabetes en niños y adultos. Las comidas bajas en carbohidratos y ricas en grasas estaban diseñadas para inducir un estado casi hipoglucémico, forzando al organismo a utilizar cetonas como combustible en lugar de glucosa.
La estrategia cayó en desuso tras el descubrimiento de la insulina en la década de 1920 y el desarrollo de mejores fármacos anticonvulsivos. Pero las epidemias de obesidad y diabetes en Estados Unidos han reavivado el interés por las dietas bajas en carbohidratos y ricas en grasas. El mercado mundial de la dieta cetogénica superó los 11.000 millones de dólares en 2022.[1]
¿Es solo una moda pasajera o el público y la ciencia se han puesto al día en este enfoque centenario?
Aunque los científicos aún no saben por qué la dieta cetogénica era eficaz para controlar las convulsiones, han documentado la eficacia de las dietas cetogénicas para el tratamiento de la diabetes y el síndrome metabólico.
Un amplio acervo bibliográfico ha documentado su uso en deportistas, pero se sabe menos sobre afecciones como las enfermedades cardiacas y la demencia.[2]
Si bien los datos son prometedores, gran parte de la investigación se ha realizado con ratones o procede de ensayos de uso a corto plazo en humanos.[3] Sin embargo, a principios de este mes, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos concedieron una beca federal de 3,5 millones de dólares para un ensayo clínico doble enmascarado, aleatorizado y controlado con placebo cuyo objetivo es conocer los efectos del uso a largo plazo de suplementos de ésteres cetónicos sobre la fragilidad. Los ésteres cetónicos, desarrollados hace 20 años, son moléculas precursoras que el organismo descompone rápidamente en cuerpos cetónicos cuando no se dispone de hidratos de carbono.
"Últimamente hemos aprendido mucho sobre cómo interactúan los cuerpos cetónicos con los procesos biológicos del envejecimiento", dijo a Medscape Noticias Médicas el Dr. John Newman, del Buck Institute for Research on Aging de Novato, California, e investigador principal del estudio. "Y apenas estamos empezando a trasladar eso fuera del laboratorio y a los estudios en humanos para ver cómo podemos aprovechar los cuerpos cetónicos para mejorar la salud de las personas".
Investigadores de la Ohio State University y de la University of Connecticut también participarán en el ensayo TAKEOFF (Targeting Aging With Ketone Ester in Older Adults for Function in Frailty), que pretende reclutar a un total de 180 personas en los tres centros.
El Dr. Newman, profesor adjunto del Buck Institute for Research on Aging y profesor asociado de la División de Geriatría de la University of California en San Francisco, afirmó que los cuerpos cetónicos podrían tener aplicaciones útiles en diversas afecciones del envejecimiento.
Una de las cosas que suele ocurrir durante el envejecimiento es que los tejidos, cardiaco, cerebral y muscular, pierden la capacidad de metabolizar la glucosa con eficacia. Con el tiempo, puede aparecer una resistencia a la insulina.