El hierro es un elemento esencial para el cuerpo humano, ya que forma parte de las proteínas hemo que componen los eritrocitos, los cuales transportan el oxígeno a todas nuestras células.
La falta de hierro puede desencadenar enfermedades graves y, en casos extremos, incluso la muerte.
La anemia ferropénica, también conocida como anemia por falta de hierro, es una de las formas más comunes de anemia y afecta del 2 al 5% de los hombres y mujeres de países desarrollados.
Las causas más comunes de la pérdida de hierro son la pérdida de sangre (como en el caso de la menstruación en mujeres o hemorragias gastrointestinales en personas con úlceras gástrica o intestinal), la absorción deficiente de hierro y una mala aportación de hierro en la dieta.
Los síntomas más comunes de la anemia ferropénica incluyen palidez marcada, cansancio continuo, intolerancia al esfuerzo físico, irritabilidad, caída del cabello, fragilidad de las uñas y llagas en los labios.
En casos graves, los síntomas pueden incluir palpitaciones, mareos, claudicación intermitente, insuficiencia respiratoria y angina de pecho.
El diagnóstico se realiza mediante estudios de laboratorio, como niveles de hierro sérico, ferritina sérica, transferrina, capacidad de fijación del hierro en la sangre y examen de sangre oculta en heces.
El tratamiento se basa en la administración de hierro oral o intravenoso y en la corrección de las causas subyacentes. Es importante no ignorar los síntomas y buscar ayuda médica si se sospecha de anemia ferropénica.
